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La violencia de género y su impacto en la sociedad

La socióloga Esther Pineda cree que el femicidio envía un velado mensaje a las mujeres: “si te pasas de la raya te puede costar la vida”, mientras que los hombres machistas pudieran interpretar: “puedes matarla y seguir campante”. ¿Qué mensaje envió el femicida de Mayell Hernández, quien aún sigue en libertad?

El lamentable hecho que truncó la vida de Mayell el pasado 3 de septiembre es además un indicador de que el femicidio “es un problema de hombres que persiguen reducir, controlar y limitar la acción y decisión de las mujeres mediante la violencia”, que proviene de una afincada cultura patriarcal, dice Pineda.

Casos como el de Mayell Hernández, en el cual la víctima había denunciado maltrato, lo que supuso una medida de protección y no obstante fue asesinada, merecen toda la atención.

La psiquiatra Nancy Bello describe al femicida como el que está entrenado, educado dentro y por la sociedad para ejercer poder sobre las mujeres, dejando claro que no hay que patologizarlo. Entonces el acto del femicidio no es más que el ejercicio de ese poder. “¿Por qué un hombre mata a una mujer? Porque lo puede hacer. Se siente con derecho a hacerlo”, señala.

La indignación de los familiares

A través de un comunicado publicado este miércoles, los familiares de Mayell Hernández expresan su indignación y exigen castigo para el responsable.

A continuación algunos fragmentos del comunicado:
“(…) Ella, un ser de luz que irradiaba alegría, esperanza, optimismo(…) en un momento podía estar bailando en el Teresa Carreño y en otro podía estar vendiendo artesanías, tortas y dulces, y de esta manera poder cumplir con sus roles de madre, pareja e hija.

(…) Podemos decir mucho más de nuestra amada Mayell, pero la realidad nos golpea, nos revuelca como una inmensa ola que nos roba la sonrisa, la calma,
la ilusión de tenerla a nuestro lado.

(…) Nos fue arrebatada por un hombre en el cual Mayell creyó, confió; aquel que una vez quiso y con el cual compartió sus metas y sueños.

 

  

 

Por eso nosotros, la familia de Mayell, decidimos romper el silencio, el círculo del terror en el que vivió Mayell Consuelo. No podemos permitir que Mayell muera dos veces… Basta de Impunidad, pedimos justicia.

(…) Solicitamos al Ministerio Público y a las instituciones pertinentes se aboquen con el compromiso, la mística y la ética que corresponde ante un hecho tan brutal y violento en contra de una joven mujer, madre, trabajadora, artista, luchadora social, para que se apliquen las acciones pertinentes con la celeridad necesaria que permita establecer la responsabilidad de tan monstruoso hecho”.

Las consecuencias de la violencia de género van más allá de los hechos; es decir, siempre superarán la inmediatez. Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el delito no es la consecuencia más extrema de la violencia, porque también deja sus secuelas negativas en el entorno que rodea a las víctimas.

Los hijos supervivientes de las parejas sufren efectos duraderos porque pierden a su madre asesinada, su padre es encarcelado o porque con frecuencia son separados de su hogar paterno. Es entonces cuando deben comenzar una nueva vida en un nuevo ambiente, en el cual van a sufrir durante toda su vida el estigma de ser el descendiente de un asesino y de una mujer abusada. La psicóloga clínica Rita Arosemena estima que, amén de lo antes dicho, la crisis colectiva que genera la inseguridad, la sensación de desprotección y el riesgo constante por el solo hecho de ser mujer, acrecienta la desigualdad y el resentimiento social, el odio, la frustración, la impotencia y el rechazo.

La impunidad fermenta los femicidios 

“El panorama, en ausencia de políticas educativas y sociales igualitarias, no solo sugiere un escenario de tragedia para las mujeres, sino también para sus familias, seres cercanos e incluso miembros del sexo masculino no involucrados en prácticas violentas, pero alcanzados por la amenaza de un estigma latente”.

En cuanto a los estereotipos machistas, Arosemena piensa que un elemento considerado desencadenante de este delito es que muchos hombres en América Latina presentan cotidianamente una conducta inherente al lenguaje diario, así no se consideren machistas.

“Los hombres no se pueden quedar en la liviandad de decir que un piropo no es violencia ni en la indiferencia de decir que las que deben protestar contra la violencia son solo las mujeres. Con el cuestionamiento de todos y con la llegada de nuevas generaciones, podemos lograr que el machismo deje de ser cotidiano”, sugirió.
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Es necesario dejar de lado el comportamiento machista.

 

La ley es severa contra el infractor

El femicidio está tipificado en la Ley Orgánica Sobre el Derecho de las Mujeres a una vida Libre de Violencia en su artículo 15 numeral 20, que lo define como “la forma extrema de violencia de género, causada por odio o desprecio a su condición de mujer, que degenere en su muerte, producidas en el ámbito público o privado”.

El artículo 57 del mencionado instrumento jurídico amplía al agregar: “quien intencionalmente cause la muerte de una mujer motivado por odio o desprecio a la condición de mujer, incurre en el delito de femicidio, que será sancionado con penas de 20 a 25 años de prisión y se considera odio o desprecio a la mujer”.

La misma ley considera el femicidio como un delito contra los derechos humanos: “quien fuere sancionado por el delito de femicidio no tendrá derecho a gozar de los beneficios procesales de ley ni a la aplicación de medidas alternativas de cumplimiento de la pena”.

El Ministerio del Poder Popular para la Mujer y la Igualdad de Género, a través del Instituto Nacional de la Mujer (Inamujer) presentó la Ley Orgánica Sobre el Derecho a una vida Libre de Violencia, a fin de respaldar a todas las féminas en su entorno familiar y comunitario, con formación, capacitación y prevención de la violencia de género y la defensa de los derechos de las mujeres.

Las medidas fueron tomadas por el Gobierno Revolucionario para promover la erradicación de la violencia contra la mujer venezolana como asunto de derechos humanos.
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Inamujer tiene lugares para atender los casos de manera personalizada.

La denuncia valiente evita el delito

El artículo 8 de la Ley Orgánica Sobre el Derecho de las Mujeres a una vida Libre de Violencia refiere cuáles son las garantías que tiene la víctima en caso de que requiera ser asistida por las autoridades: “toda mujer tiene derecho a recibir justicia de forma gratuita y expedita”.

No obstante, algunas víctimas se han quejado de no recibir la atención adecuada por parte de los funcionarios públicos. En estos casos, la abogada Tania Rivas recomienda “no desfallecer, a empodararse, quererse y salir a denunciar antes de que ocurra el femicidio”.

“Lo mejor es no esperar a que pase lo peor. Ahora lo más importante es que tu familia se entere de lo ocurrido y que juntos busquen justicia. Si no sales de esta situación podrías encontrar la muerte”, recomendó.

La experta señaló que es preponderante saber que al momento de hacer la denuncia no es requisito indispensable presentar las pruebas para demostrar el delito, solo se requiere el reporte de los hechos, a fin de que el órgano receptor abra el expediente e inicie el proceso de investigación.

Algunos lugares para denunciar son: Instituto Metropolitano de la Mujer, Bulevar Panteón Nacional, esquina de Jesuitas, torre Bandagro; Amnistía Internacional Venezuela, torre Phelps, piso 17, oficina A en Plaza Venezuela y por el 0800-MUJERES (0800-6853737).

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