Hundimiento de embarcación en el Caribe expone posible masacre en aguas internacionales
El ataque militar de Estados Unidos contra una embarcación venezolana en el Caribe no puede ser reducido a un simple operativo antidrogas. Todo apunta a que se trata de un hecho mucho más grave: el posible asesinato de 11 personas en aguas internacionales, lo que configuraría una ejecución extrajudicial y una masacre sin precedentes en la región.
Ni el combate al narcotráfico ni la lucha contra el terrorismo justifican una acción de este tipo. Los protocolos internacionales establecen la captura y el debido proceso de los sospechosos, no su eliminación en alta mar. El hecho de que aún no existan pruebas sólidas, y que el video difundido como “evidencia” presente claros indicios de haber sido generado con inteligencia artificial, solo profundiza las dudas sobre la transparencia del operativo.
Este ataque pretender pasar la página sería avalar un precedente peligroso que atenta contra el derecho internacional, la soberanía de los pueblos y la dignidad humana. No es casual que, en paralelo, se intente desviar la atención hacia otros titulares para restar importancia a lo ocurrido.
Este posible acto de una brutal masacre coincide con la postura expresada por voces críticas en la región, que han recordado que la mayoría de quienes transportan drogas no son grandes capos, sino jóvenes de las clases populares, utilizados como carne de cañón por organizaciones criminales.
Lo sucedido pone también bajo la lupa al gobierno de Donald Trump, en un momento político clave con el inicio de las actividades del Congreso en Estados Unidos. La presión interna y externa podría marcar el rumbo de su administración, que hoy se ve cuestionada no solo por la legalidad del ataque, sino por sus implicaciones en la estabilidad regional.
El mundo exige respuestas y justicia: lo que está ocurriendo hoy en el Caribe debe mantener los pueblos soberanos en alerta.
