El antes y el ahora de Luisa Ortega Díaz
Rebuscando en mis archivos, encontré la versión de aquella conversación y he querido mostrar unos fragmentos y contrastarlos con las acciones y opiniones de la abogada vallepascuense en días recientes
En julio de 2013 tuve el placer de entrevistar, para el diario Ciudad CCS, a la fiscal general Luisa Ortega Díaz. Lo del placer no es una frase hecha: estuve frente a una persona amable, dinámica y firme. Además, nos brindó a la fotógrafa, Yrleana Gómez, y a mí, torta de chocolate con una taza de chocolate caliente, un auténtico y delicioso exceso.
Rebuscando en mis archivos, encontré la versión de aquella conversación y he querido mostrar unos fragmentos y contrastarlos con las acciones y opiniones de la abogada vallepascuense en días recientes. Me parece que es “de interés periodístico” e, incluso, de interés humano.
Así lo dijo (en julio de 2013):
- “Con los derechos humanos le tienen montado otro ataque al Estado venezolano. Acá tenemos un laboratorio, la Unidad Criminalística contra la Vulneración de Derechos Fundamentales. Es única en el mundo. ¿Hubiese creado ese laboratorio si no tuviera interés en investigar casos de derechos humanos?”.
Así lo dijo en estos días:
- “Ha sido grave la violación de los derechos humanos en el país en el curso de la ola de protestas opositoras que se inició el 1 de abril pasado. Presumo que en La Haya hay un expediente sobre violación de derechos humanos que se puede medir con cinta métrica”
En la entrevista achocolatada de 2013, le pregunté a la doctora Ortega acerca de la afirmación que había hecho el ex candidato Henrique Capriles de que ningún caso del 15 de abril de ese año (la descarga de la calentera) tuvo móvil político. La fiscal respondió:
- “Veamos ejemplos: un conductor de camión arremetió contra una concentración que celebraba el triunfo del presidente Maduro. Hubo once heridos y dos muertos, ambos niños. Están los casos de La Limonera y Cumanacoa. En total, hubo nueve fallecidos y 107 lesionados, algunos graves”.
En las manifestaciones de este año, que ya se aproximan a los tres meses de duración, la fiscal ha asumido una postura muy caprilista respecto a la responsabilidad de manifestantes, incluso en crímenes tan horrendos como el de Orlando Figuera, golpeado, apuñalado, bañado en gasolina y quemado en plena calle. El Ministerio Público se apresuró a declarar que no iba a ser tratado como un crimen de odio, sino como el resultado de una vieja rencilla de la víctima con alguien que andaba por ahí. En cambio, la fiscal tiene muy claro el tipo de imputación que se hará contra los funcionarios públicos responsables de otras muertes. Concretamente, en el caso del adolescente Fabián Urbina, dijo, en un programa de radio:
- “Esa actuación de la GNB no fue abuso de fuerza, eso fue un homicidio”
En aquella entrevista de 2013, interrogué a la fiscal sobre las quejas del periodista Nelson Bocaranda y de algunas organizaciones gremiales por el hecho de que el Ministerio Público lo había citado a declarar. Según Bocaranda, aquello era una forma de persecución política. Ortega Díaz respondió:
- “Él ha sido citado porque a través de su Twitter, red social en la que él tiene un número considerable de seguidores, hizo una afirmación sobre la presencia de urnas de votación en un Centro de Diagnóstico Integral. Lo que queremos saber es cómo le constaba a él que eso estaba ocurriendo. Uno tiene que ser responsable en lo que hace. Si eres médico, en el ejercicio de la Medicina; si eres abogado, en el ejercicio del Derecho; si eres periodista, tienes que ser responsable en el ejercicio del periodismo. Si eres un periodista que tiene una tribuna privilegiada para comunicarte con muchas personas, tienes que informar verazmente porque una información puede generar crisis o conflictos en la sociedad. Vale recordar el caso de las etnias tutsi y hutu, en Ruanda, donde a través de mensajes de una emisora de radio se provocó una de las peores masacres en la historia de la humanidad, y los directivos de esa emisora fueron sancionados por una Corte Penal Internacional ad hoc. Esa decisión nos dice que un comunicador debe ser responsable con los llamados que haga y sincronizar el cerebro con el dedo a la hora de tuitear una información”.
Así procede y habla en estos días la doctora Ortega Díaz: por Twitter dio a conocer información sobre la muerte del manifestante Juan Pernalete, en Altamira, según la cual fue impactado directamente por una bomba lacrimógena disparada por la Guardia Nacional. Su mensaje, y otras actuaciones públicas (de acuerdo con su propia tesis) pueden haber causado el recrudecimiento de las protestas de los grupos violentos.
Ah, por cierto, ¿adivinan a quien le dio la fiscal las declaraciones citadas acá sobre los derechos humanos y que ya le sentenció a la GNB? Correcto: a Nelson Bocaranda. Todo indica que ya no lo considera un “Dedo Alegre”, pues estuvo en su programa de radio. ¿Le habrá llevado torta?