Parlamento venezolano rechaza enérgicamente el lobby de ExxonMobil

En una jornada marcada por la defensa de la soberanía nacional, el Parlamento de la República Bolivariana de Venezuela rechazó este martes el lobby “perverso” de la multinacional estadounidense ExxonMobil, que ha sido acusado de conspirar contra las empresas petroleras extranjeras que operan en el país. La denuncia fue presentada por la vicepresidenta Ejecutiva y ministra de Hidrocarburos, Delcy Rodríguez, y respaldada por los parlamentarios durante un debate que evidenció la tensión entre intereses corporativos estadounidenses y la autonomía venezolana.
El diputado William Fariñas abrió el debate afirmando que ExxonMobil representa una “corporación con una visión criminal de vieja data”, acusándola de atacar pueblos y silenciar ejércitos en su afán por controlar recursos naturales. Este ataque a la soberanía fue subrayado por Fariñas al recordar que, apenas días atrás, Venezuela fue considerada una amenaza por orden ejecutiva del expresidente Donald Trump.
La intervención del parlamentario José Brito resaltó que la dignidad del pueblo venezolano no se negocia, enfatizando la diferencia entre criticar un gobierno y atacar al Estado. “Es inaudito que algunos venezolanos apoyen acciones de ExxonMobil”, sentenció Brito, desafiando a aquellos que celebran las maniobras corporativas en detrimento del país.
Por su parte, la diputada Ilenia Medina instó a un seguimiento riguroso de estos eventos, sugiriendo que se avecinan momentos complicados para Estados Unidos. En esta misma línea, el primer vicepresidente Pedro Infante recordó que las políticas implementadas desde la era de Hugo Chávez han afectado directamente a ExxonMobil, una empresa históricamente vinculada al Partido Republicano y con un papel crucial en las dinámicas políticas estadounidenses.
El debate concluyó con un llamado a la unidad nacional para enfrentar los desafíos impuestos por el lobby estadounidense y proteger los intereses del pueblo venezolano ante las amenazas externas. La situación actual resalta no solo la lucha interna por mantener el control sobre los recursos naturales, sino también cómo las corporaciones pueden influir en las políticas internacionales y nacionales.