Misión Árbol impulsa formación ecológica en jóvenes
Sembrar semillas es sinónimo para incentivar la producción de alimentos en Venezuela
Desde hace millones de años la semilla ha tenido un papel muy importante como órgano reproductivo rico en proteínas, que por sus bondades naturales y su alto contenido de nutrientes ha contribuido en pro del ecosistema a través del nacimiento y reproducción de las plantas. Son numerosos los beneficios que éstas, han ofrecido durante la historia a la biodiversidad.
La semilla está compuesta por un embrión, que luego se irá desarrollando y tomando su forma en una planta adulta. En Venezuela, hay gran variedad de especies, que son utilizadas para el consumo humano y animal. Parte de las características que define a la semilla es su alto potencial agrícola, el cual fortalece su crecimiento y ayuda a la producción de alimentos.
Hay algunas semillas que están capacitadas para resistir o adaptarse a ciertos cambios climáticos prologando su tiempo de viabilidad. Para ello, deberán tener cuidados especiales, para luego ser plantadas.
Otras, son destinada a la reforestación de espacios en cuencas hidrográficas altas, medias y bajas con el propósito de conservar los niveles de agua y mantener el equilibrio ecológico a través de la plantación de árboles.
Si bien, la semilla no solo protege al medio ambiente, sino también es parte de nuestros alimentos, en ella encontramos: vegetales, hortalizas, granos y frutas con alto contenido de vitaminas. Pero, además, ha sido usada por nuestros ancestros desde tiempos remotos como plantas medicinales para combatir el padecimiento de enfermedades, aplicando lo que hoy conocemos como medicina natural.
Tipos de semilla y su clasificación
La recolección de semillas inicia entre los meses de abril y mayo, del suelo o de la copa de un árbol, sin embargo, la contaminación ambiental causadas por el uso de: combustibles fósiles, productos químicos y armamento nuclear, ha sido un factor que incide en el proceso de recaudación variando los tiempos establecidos. Un ejemplo de ello, es el caso de Venezuela, que en los últimos años el método de almacenamiento ha iniciado entre los meses de septiembre y octubre.
En la actualidad, existe gran variedad de semillas distribuidas por manos campesinas alrededor del mundo, cada una tiene características distintas y se clasifican de acuerdo a su contenido de agua y capacidad germinativa en: ortodoxas, recalcitrantes e intermedias. Éstas mantienen una importante labor en el ecosistema.
Por su parte Eliécer Centeno, director de Gestión Integral de Cuencas Hidrográficas de la Misión Árbol, explicó que las semillas ortodoxas son aquellas que contienen poco contenido de humedad y, por lo general el proceso de germinación es lento, conservándose durante largos períodos de tiempo de acuerdo a las condiciones climáticas a las que estén sujetas.
“Son pequeñas y dentro de sus propiedades cuentan con escasos nutrientes, pasan por una fase de latencia y cuentan con potencial para germinar. Entre ellas se encuentran las semillas: caoba, samán, leucaena, cedro, apamate, araguaney”, añadió Centeno.
En este sentido, las ortodoxas soportan condiciones de deshidratación, factor que las hace resistentes ante la presencia de bacterias y hongos que pongan en riesgo el desarrollo del embrión.
Por otro lado, están las semillas recalcitrantes las cuales se distinguen por ser voluminosas y poseer gran reserva de agua y nutrientes. Algunas de ellas la podemos encontrar en frutas tales como el mango, mamón, aguacate. La tendencia a germinar en estas semillas es alta. Pasan por un corto período de maduración y permanecen sensibles a la deshidratación, tanto en su desarrollo como después de su desprendimiento (Finch-Savage, 1996).
Luego, están las especies intermedias las cuales mantienen un equilibrio entre humedad y nutrientes. “No tanto como las recalcitrantes, pero tampoco más que las ortodoxas, garantizan tiempos moderados de almacenamiento.”, comentó Centeno.
Cuidar para preservar semillas
Hoy en día son diversos los productores que se reúnen para luchar por una causa más noble y cultivar semillas orgánicas, para ello aplican una serie de cuidados especiales para su conservación.
Por su parte, la coordinadora de Innovación e Investigación de la Misión Árbol, Yahaira Salazar, indicó que las semillas no pueden mantener su viabilidad, es decir, su tiempo de germinación de forma indefinida, sin tener un mantenimiento adecuado al momento de estar almacenadas.
Las semillas deberán estar lejos de la humedad y del sol, tendrán que ser colocadas en un frasco de vidrio con una porción de algodón y cristales sílica-gel con el objetivo de absorber la humedad “es importante colocar en los envases el nombre común y científico de la planta, fecha, lugar y nombre de la persona que realizó la colecta de semillas”, sostuvo Salazar.
En caso de que la semilla posea humedad, debemos dejarla secar en una bandeja. Asimismo, se recomienda hacer uso de frascos pequeños para disminuir la re-hidratación de las semillas, al momento de abrir el recipiente.
“Si, nosotros no guardamos esa semilla y le damos su valor sustancial, seremos quienes perderemos, porque es través de ella que tenemos oxígeno, agua y vida, debemos seguir colectando nuestras semillas y protegerlas para el futuro de nuestras generaciones”, arguyó Salazar.
En lo que respecta a sistema jurídico en Venezuela, para el 23 de diciembre del año 2015, la Asamblea Nacional aprobó la Ley de Semillas, donde quedó establecido la no importación, producción y siembra de semillas transgénicas o genéticamente modificadas con el objetivo de garantizar a los venezolanos alimentos sanos y resguardar las semillas autóctonas de las comunidades agrícolas.
Venezolanos unen esfuerzos y trabajan en la producción de plantas
La Fundación Misión Árbol de la mano con la Compañía Nacional de Reforestación (Conare) ha impulsado la recolección de semillas orgánicas con aras de masificar la siembra en viveros comunitarios, educativos, institucionales y cívico-militar. Para luego, llevar las plántulas a las principales cuencas hidrográficas del país. A esta actividad se ha incluido la participación de jóvenes y adultos, interesados en colaborar por un mejor ambiente.
Hoy en día son muchos los que colaboran con esta noble causa para conservar la biodiversidad de plantas en Venezuela, tal es el caso de José Pérez, habitante de Catia y profesor de Biología, quien manifestó que labor que emprende desde la Misión Árbol tiene propósito rescatar las distintas especies autóctonas del país.
“Llevamos 14 cuencas priorizadas a nivel nacional. Una de las primeras semillas recolectadas fue el Nogal de Caracas, árbol endémico del Waraira Repano, el cual se encontraba en peligro de extinción. Sin embargo, la Misión Árbol ha puesto de su empeño para recuperar esta importante especie”, añadió.
Entre los factores que incidieron en el desaparecimiento del Nogal, se puede mencionar la tala de árboles durante la colonia española. “Se dieron cuenta que era madera muy fina. Comenzaron a sobre explotarlos para la elaboración de sillas y bancos de las iglesias, que se necesitan en esa época la sacaban de allí. Incluso la puerta magna de la Universidad Central de Venezuela está hecha del Nogal”, aseveró Pérez.
Destacó que para el año 2016 junto a la Misión Árbol recogieron semillas de: Leucaena, Pardillo, Caobo, Ceibo, Apamate, Araguaney, además de la visita continua al Parque Nacional Macarao para la reforestación de espacios y la siembra de 60 nogales.
Asimismo, afirmó su compromiso en compartir sus conocimientos con los más pequeños para crear conciencia. ” Los miembros que participan en el voluntariado han acudido a los principales centros educativos para promover las actividades que ejecuta la Misión Árbol a fin de motivar a los niños y niñas al cuidado del ambiente”.
En este orden, Henrry Sivira estudiante del quinto semestre de Gestión Ambiental, de la aldea universitaria “Victor Turmero Morales” y además voluntario de la Fundación, manifiesta estar agradecido con la Misión Árbol por los conocimientos impartidos en relación a la siembra de semillas y plantación de árboles, los cuales han servido para su crecimiento profesional y personal.
“Es una labor especial, me gustaría que todas las personas contribuyan con este trabajo para conservar y mantener un ambiente sano ya que si no lo hacemos a tiempo pondremos en peligro las vidas futuras”, precisó Sivira.