11 de abril, el día de la ficción y el golpe de Estado
Los medios de comunicación fueron partícipes de un hecho nunca antes visto: un golpe de Estado en medio de una ficción creada por ellos mismos
Si hay un día que da fe de la democracia ejercida por el pueblo de Venezuela y la dignidad de la ciudadanía venezolana es el 11 de abril del 2002. Ese día el país vivió un hecho inédito, un golpe de Estado que estaba siendo transmitido y dirigido a través de los medios de comunicación; ellos, cual estudio de cine, escogieron a las víctimas, a los victimarios y las locaciones con horarios y tiempos determinados.
Si bien eran otros tiempos, los medios de comunicación en general, la televisión en particular, tenían mucha influencia; los canales nos friccionaron la realidad, se inventaron unos supuestos asesinos y unos muertos que fueron elegidos en la reunión de producción del día anterior, mientras al país le transmitían comiquitas.
Los medios aliados fundamentales de los lacayos criollos y serviles a los intereses foráneos, que en sus cálculos nunca contemplaron el poder que, desde 1999, se venía transfiriendo al pueblo, aunque los medios comunicación eran lo suficientemente sofisticado para que el pueblo fuera disciplinado y aceptara dócilmente la derecha más rancia del país anunciando un nuevo gobierno, mucha dignidad y conciencia había regada a lo largo y ancho del país.
La lucha se dilató durante tres días, y desafortunadamente el pueblo nuevamente puso los muertos, pero nunca se dejó intimidar por aquellos que se creyeron los “dueños del valle” y aplaudieron el golpe de Estado. Aquella frase de una legítima representante anónima del pueblo: “Yo voté por Chávez y quiero que Chávez termine su mandato” era el sentimiento de un pueblo que esta vez no se iba a dejar.
