Culturales

Eneas Perdomo: El alma de la sabana

Nació en el Yagual, vivió en Mantecal y le cantó a Achaguas y a todo el Arauca, pero su pieza más memorable es la que dedicó a Elorza y sus fiestas patronales en honor a San José, que se celebran justo por estos días. Hugo Chávez lo designó Comandante en Jefe del canto venezolano. Cristóbal Jiménez asegura que Perdomo enriqueció la música llanera con virtuosismo musical y poesía

Hace algunos años, cuando se quería hablar de alguien que era fuerte, intenso, de armas tomar, se decía: “¡Ese es Eneas!”, probablemente evocando a un mítico héroe de la guerra de Troya.

Tal vez la madre y el padre de Eneas Perdomo, cuando decidieron ponerle ese nombre, presagiaron que aquel niño, nacido en El Yagual en 1936, iba a ser uno de los duros en aquello a lo que se dedicara. Se dedicó a la música recia del llano y ciertamente le hizo honor a su nombre. Cantando fue Eneas.

“Es, sin duda, una de las grandes figuras del folclor venezolano de todos los tiempos”, asegura Manuel Abrizo, periodista e incansable investigador de las historias y leyendas de los llanos venezolanos.

El comandante Hugo Chávez siempre se empeñó en honrar a este cultor apureño, que vio la luz allí, cerca de la orilla del río Arauca. En 2006, Chávez encabezó el gran homenaje organizado para honrar al artista y en ese momento lo calificó como “el comandante en jefe del canto venezolano”.

Luego, en febrero de 2011, cuando le impuso —postmortem— la Orden de los Libertadores de Venezuela, afirmó que esa condecoración le cuadraba perfectamente. “Eso has sido tú: un Libertador para Venezuela”, dijo el líder bolivariano quien también se refirió a Perdomo como “el cantor del Arauca y sus barrancos”.

La vida de Perdomo transcurrió en las profundidades del llano apureño, aunque los relatores de esta región aseguran que durante un tiempo la familia fue a vivir a Maracaibo. Además de El Yagual, residieron en Mantecal, pero el lugar que le dio a don Eneas su fama universal y eterna fue San José de Elorza, la localidad a la que le compuso su pieza más célebre: “Fiesta en Elorza”. El tema fue elevado a la categoría de himno de este pueblo apureño y Perdomo fue declarado hijo ilustre en 1991. Su nombre le fue dado a un bulevar, donde, además, se erigió un busto del cantautor.

Argenis Méndez Echenique, cronista de San Fernando de Apure, afirma que esa no era, sin embargo, la obra favorita de Perdomo, quien prefería otras como Ondas del Arauca y Palma Sola. También fueron legendarias sus interpretaciones de números como “Adiós barrancas de Arauca”, “Semana Santa en Achaguas” y “Linda Barinas”.

Según los estudiosos de su obra, Perdomo fue un cantante prolífico que grabó más de 40 discos, desde que en los años 50 apareció el primero, con el pasaje “Soga de pecho llanero”. Sus primeros pasos fueron de la mano de otra figura del Olimpo del canto llanero: Ignacio “el Indio” Figueredo. La importancia de su aporte va más allá de la cantidad de temas que compuso y cantó. El diputado y cultor Cristóbal Jiménez puntualiza que Perdomo enriqueció la música apureña con su virtuosismo musical y su poesía.

En 2011, luego de batallar duramente con la diabetes y otros graves males, Eneas Perdomo falleció en el hospital Militar de Caracas. Aunque en uno de sus más conocidos versos pedía que cuando muriera, sus paisanos no lo lloraran y que lo enterraran en Arauca, a sombras de un matapalo, para que la espuma del río trajera recuerdos lejanos, la verdad es que todo el llano lloró su partida.

No lo sepultaron en Arauca, pero sí en otro lugar de la inmensa sabana de la patria, en San Juan de los Morros. Desde entonces, su ánima recorre la llanura inspirando a los viejos y los nuevos “cantaclaro”. “Para mí —resume Cecilia Todd— Eneas es el alma de la sabana”.

/N.A

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