Viernes Santo: El día en que los cristianos lloran la muerte de su salvador

El Viernes Santo recordamos la Pasión del Señor y adoramos su Cruz

El viernes Santo, la comunidad cristiana del mundo recuerda el Vía Crucis por el que pasó Jesucristo desde su aprehensión hasta su muerte.

Luego de ser vendido por Judas Iscariote a los fariseos por 30 monedas de plata, Jesús fue llevado ante la asamblea de los líderes religiosos. Luego fue presentado ante Pilato y enviado a Herodes para ser juzgado.

Posteriormente, fue devuelto a Pilato, quien finalmente ordena que sea azotado, coronado de espinas y condenado a crucifixión. A partir de ese momento Jesús inicia su recorrido cargando la pesada cruz de madera en la que fue crucificado en el calvario.

Jesús fallece el viernes santo aproximadamente a las 3 de la tarde. Es por ello que la iglesia no celebra la santa misa este día por luto por la muerte del señor.

Este día se acostumbra a rezar el Vía Crucis, dividido en 14 estaciones para recordar la pasión de Cristo y el por qué entregó su vida.

En las iglesias, las imágenes son cubiertas con telas moradas, esto significa luto. Se viste de negro la imagen de la Virgen en señal de luto por la muerte de su Hijo. Durante este día la Iglesia ordena guardar el ayuno y la abstinencia.

La celebración del Viernes Santo

En este día se recomienda también que se celebren en las iglesias por la mañana el Oficio de Lectura y Laudes.

La celebración de la Pasión del Señor se ha de asegurar, por lo menos, en la Catedral, en los templos parroquiales, al menos en los principales, y en aquellos de mayor capacidad dentro de las zonas pastorales establecidas en cada Diócesis.

Esta celebración debe comenzar después del mediodía, cerca de las tres. Por razones pastorales puede elegirse otra hora más conveniente para que los fieles puedan reunirse más fácilmente: por ejemplo, después del mediodía hasta el atardecer, pero nunca después de las nueve de la noche.

El orden de la acción litúrgica de la Pasión del Señor (liturgia de la Palabra, adoración de la Cruz y sagrada Comunión), que proviene de la antigua tradición de la Iglesia.