De la Ciudad

«Yo también hice un Ciudad Caracas» (+Audio)

Daniel Molina tiene ocho años, vive en la parroquia La Vega y de vez en cuando acompaña a su mamá, María Verónica Palma, al bulevar de la zona para ayudarla a vender en su puesto de ropa.

En ese universo de prendas para todos los gustos, Daniel conversa con quienes, como su madre, están desde muy temprano dedicados a su faena. “Es un niño muy comunicativo, habla mucho y siempre pregunta; es bastante amistoso”, lo define Palma.

Daniel Molina tiene ocho años, vive en la parroquia La Vega y de vez en cuando acompaña a su mamá, María Verónica Palma, al bulevar de la zona para ayudarla a vender en su puesto de ropa.

En ese universo de prendas para todos los gustos, Daniel conversa con quienes, como su madre, están desde muy temprano dedicados a su faena. “Es un niño muy comunicativo, habla mucho y siempre pregunta; es bastante amistoso”, lo define Palma.

Una de esas personas que no escapó del verbo directo del pequeño fue María Fecarotta, pregonera de Ciudad CCS. Curioso por saber todo acerca del rotativo, Daniel se ofreció un día para ayudarla a entregarlo a los transeúntes. “Cuando no tenía clases iba y me ayudaba un poquito a repartir los periódicos en La Vega”, comenta Fecarotta.

“Lo hacía porque me divertía, me gusta mucho colaborar con las personas, entregar el periódico y que me digan: ‘Muchas gracias’”, aclara sonriendo Daniel.

El vínculo con este medio de comunicación fue creciendo y un día, ante la solicitud de su maestra de tercer grado de la Escuela Amanda de Schnell de hacer material impreso, el jovencito creó su propio diario a partir de aquel que mejor conocía.

“Compré unas cartulinas, recorté partes de los Ciudad CCS que tenía en la casa y armé uno mío. Organicé cada información y luego le puse títulos a las secciones, al final le puse mi nombre”, describe con detalles el niño. “Mi parte favorita es la portada porque allí están las fotos y pequeñas noticias, además porque es la primera página”, prosigue.

Al presentar su proyecto en la escuela, Daniel obtuvo una nota compensatoria, pero para él eso no era suficiente. Su próxima misión era visitar a su amiga María Fecarotta en el bulevar de La Vega para compartir con ella lo que había creado. “Al hacer su diario de cartulina vino hasta acá y me dijo: ‘Mire, yo también hice un Ciudad CCS’”.

Ese primer acercamiento a la confección artesanal del diario hizo que el pequeño se plantee en un futuro ejercer el oficio del periodismo. “De grande quisiera estudiar Comunicación Social para escribir en un periódico como éste, aunque también podría ser pintor”, relata con picardía.

Ninguno de los dos oficios los ha estudiado, pero está dispuesto a hacerlo. A su favor tiene dos características que su mamá resalta con orgullo: “Lee mucho y siempre anda creando cosas”. Entre sus lecturas favoritas figuran los cuentos infantiles y las noticias. “Me gusta enterarme de lo que pasa”, aclara.

Daniel es de plática fluida, no teme preguntar lo que le interesa, sonríe con facilidad, sobre todo cuando siente que su trabajo es tomado en cuenta.

Hoy, cuando Ciudad CCS arriba a su tercer aniversario, la historia de este creador es una muestra de que entre sus lectores también se cuentan los más pequeños de la casa.

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