De la Ciudad

Informales y clientes deterioran alrededores de la estación Chacaíto

Llegando al este de Caracas se encuentra la estación del metro Chacaíto, la cual presenta una gran afluencia de pasajeros a toda hora dada su ubicación céntrica, así como la disponibilidad de varias rutas de transporte público, que conducen en su mayoría hacía el sureste de la ciudad.

En las seis salidas de la estación hay constante movimiento de personas que vienen o van al bulevar de Sabana Grande y a la plaza Brión.

La salida sur es concurrida por las personas que toman el transporte público para dirigirse hacia Las Minas de Baruta y Las Mercedes, sin embargo deben tener cuidado al transitar por ahí ya que las baldosas están despegadas del suelo.

Todas las cercanías de los accesos están colmadas de comerciantes informales que ofrecen en forma insistente café, té y otras infusiones.

En las deterioradas bancas que están en la plaza Brión, muy cerca de la estación, se encontraban dos damas conversando. Al verlas, un comerciante se les acercó y les ofreció café, sin embargo, su galantería no surtió efecto.

Al consultar al vendedor sobre qué lo llevó a comercializar café en el lugar, comentó que era su única entrada de dinero.

“Es una forma de rebuscarme, ya que no cuento con un empleo formal. A pesar de tener una profesión esta es la manera que conseguí para tener el sustento y llevarle comida a mis hijos sin hacerle daño a nadie”, dijo mientras seguía su camino por toda la zona, haciéndole publicidad a su producto una y otra vez.

Como él, un sinfín de personas deambulan por todo el bulevar con chucherías y otros artículos para conseguir un ingreso. Desde pega loca hasta golosinas como caramelos de coco, chupetas, pepitos y artículos de belleza, ruedan por toda la zona.

Una joven, al pasar por el centro comercial que está ubicado al frente del metro, se acercó a preguntar el precio del maquillaje ordenado en láminas de anime improvisadas.

El colorido de otros artículos como bisutería, accesorios para el cabello y la ropa que allí se exhibe se roban la mirada curiosa de los transeúntes. “Los precios espantan”, dejó escuchar una dama que salió despavorida por los altos precios de los ganchos y colitas para sostenerse una cola de caballo.

Comida rápida por todos lados

El expendio de comida rápida tampoco se quedó atrás, en cada salida del metro hay hasta dos puestos de perrocalenteros, los cuales funcionan a toda hora para quienes deseen disfrutar de una “bala fría”.

Estos establecimientos son altamente concurridos, ya que aceptan como sistema de pago tarjetas de débito y alimentación.

Dada la cantidad de personas que se acercan a comer allí, el piso luce grasiento como producto de los desperdicios arrojados en las baldosas del bulevar.

La inconciencia de la gente también forma parte del problema, porque algunos hacen uso de las bancas de la plaza Brión para tener mayor comodidad al ingerir alimentos y bebidas, pero no depositan los residuos de forma correcta en las papeleras cercanas que en su mayoría también lucen abarrotadas de basura debido a que se desahogan solo una vez al día.

Inseguridad latente

A pesar de haber dos módulos policiales en las cercanías del Metro, los usuarios se quejan frecuentemente de la inseguridad que hay en el lugar.

Uno de ellos fue Víctor Cabrera, vecino del barrio Las Minas.

“Aquí roban de día y de noche, no entiendo cuál es el papel de la policía del municipio, si la inseguridad aquí está latente”, denunció el hombre. A su juicio, la permanencia de los informales ha contribuido con el deterioro del metro y sus adyacencias.

“Es increíble cómo los vendedores han proliferado. Adentro y afuera del metro ofrecen desde chupetas hasta jabones y café, hay que hacer algo para que esto deje de suceder”, espetó mientras miraba a su alrededor para señalar un ejemplo que no tardó en encontrar.

Infraestructuras deterioradas

Justo al frente del McDonald’s se ubica la salida de la estación Sur-Este, la cual está en condiciones deplorables desde hace varios meses.

Detrás del acceso comerciantes informales y transeúntes se dieron la tarea de utilizarlo como un contenedor de basura.

En el lugar se encuentran bolsas plásticas, envoltorios de chucherías, pañales desechables, entre otros, lo cual provocó la presencia de plagas y mal olor. A esto se le suma el “arte” de los grafiteros, quienes se encargaron de rayar la señalización dispuesta por el Metro de Caracas.

No obstante, su creatividad fue más allá y llegó hasta las obras de arte o bienes de interés cultural, en donde se evidencia la desidia y falta de pertenencia de algunos ciudadanos.

En estas obras no sólo hay graffitis, también se encuentran llenas de panfletos y de propagandas políticas, cuestión que desmejora y deteriora el patrimonio.

Los problemas abundan afuera de la estación, principalmente por la desidia de las autoridades municipales que se hacen de la vista gorda para no aplicar un reordenamiento urbano.

No obstante, la problemática que se presenta en las adyacencias de la estación también ingresan al sistema Metro lo cual ocasiona un deterioro progresivo.

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