En 1981 la Biblioteca Nacional se instaló en el corazón de Caracas
Rumbo a su 183° aniversario, la institución rememora la historia de su actual sede
Es a partir de la promulgación de la Ley del Instituto Autónomo Biblioteca Nacional y de Servicios de Bibliotecas, en 1977, cuando la Biblioteca Nacional comienza a tener aires de modernidad y sus colecciones empiezan a ser clasificadas, catalogadas y ordenadas de acuerdo con normativas internacionales.
Se ordenó la construcción de una nueva sede donde pudieran concentrarse todos los servicios y colecciones patrimoniales, en condiciones adecuadas que garantizaran su conservación y preservación en el tiempo. Es cuando se crea la Red Nacional de Bibliotecas Públicas.
El espacio ocupado en el Palacio de las Academias, entre las esquinas de La Bolsa y San Francisco, no solo había quedado pequeño sino que además no ofrecía las condiciones adecuadas para el mantenimiento y la preservación de las colecciones.
Incluso, un informe emitido por el Cuerpo de Bomberos advierte sobre los peligros que corría la sede y, en consecuencia, el patrimonio documental, por lo que comienzan a estudiarse las diversas posibilidades de mudanza.
Las colecciones empezaron a crecer a la par de los servicios que prestaba la institución.
La biblioteca se encontraba fragmentada en diversas sedes ubicadas en Las Mercedes, La Trinidad, Parque Central, la vieja pista de patinaje sobre hielo Mucubají en las proximidades del Nuevo Circo, donde funcionaba la Hemeroteca Nacional.
En fin, se requería una edificación grande, moderna y con suficientes espacios para los depósitos.
UN PROYECTO TITÁNICO
En la década de los 80 del pasado siglo XX, se inició la construcción de la actual sede de la Biblioteca Nacional en unos terrenos adyacentes al Panteón Nacional, que estaban destinados a la construcción de edificaciones oficiales.
Allí, en lo que hoy conocemos como Complejo Cultural Foro Libertador, al final de la avenida Panteón, los arquitectos Tomás y Eduardo Sanabria, diseñaron una imponente construcción en forma de L que albergaría a la Biblioteca Nacional y al Archivo General de la Nación.
La biblioteca también contaba con su equipo de proyecto arquitectónico encabezado por la arquitecta Elvira Muñoz que, asesorados por un bibliotecólogo venido de Estados Unidos de Norte América, se encargó de los diseños interiores en concordancia con las normativas vigentes a la época.
Problemas presupuestarios atrasaron la construcción de lo que se aspiraba fuese un edificio inteligente, acorde con la ciudad cosmopolita en la que se había convertido Caracas.
El 1° de enero de 1981 se colocó la primera piedra en el terreno ya dispuesto para el proyecto, y se había preparado para lo que sería el Foro Libertador. Es así como en 1985 se había concluido la infraestructura.
Pero acometer la construcción de 80 mil metros cuadrados no resultaba nada fácil, mucho menos lograr el equipamiento interno de las salas de consulta y adecuar los depósitos para que las colecciones se conservaran en perfecto estado.
UNA MUDANZA POR PARTES
Las mudanzas se fueron realizando en forma progresiva, dando prioridad a lo que verdaderamente la tenía.
Mudar todos los servicios y colecciones con el cuidado que cada una requería, más las distintas dependencias administrativas era una labor titánica que se desarrolló por espacio de casi 10 años, entre 1988 y 1998.
La primera colección que habitó el Foro Libertador fue la hemerográfica, en ella estaba contenida nuestra historia de Independencia, con toda la prensa del siglo XIX, la más grande y completa del país.
Por otra parte, la Hemeroteca Nacional era el servicio que para entonces, cuando aún no se podían recibir las noticias por internet ni revisar las páginas web de los diarios, era la colección que ostentaba el mayor número de usuarios.
A partir de allí, con presupuesto asignado a través del entonces Ministerio de Desarrollo Urbano, (Mindur), cuando se fueron adecuando los espacios y las salas de lectura, hasta convertirse en la hermosa edificación cultural que conocemos hoy, y que además de ser la sede de la Biblioteca Nacional y del Archivo General de la Nación, le ha brindado albergue a otras instituciones que hacen vida en sus espacios, conviviendo diariamente con ese plácido paisaje del casco central de Caracas, al amparo del Panteón Nacional.
ESPECIAL BIBLIOTECA NACIONAL