Culturales

Tejido de la Curagua reúne atributos para ser patrimonio cultural mundial

El conocimiento relacionado con el cultivo y procesamiento de la curagua, planta de la que se obtienen las fibras para el tejido de una gama de productos artesanales, es candidato a ser declarado, entre el 30 de noviembre y 6 de diciembre, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

La planta de curagua es la materia prima para la elaboración de chinchorros, manteles, cojines, entre otras confecciones artesanales, que son la expresión de la tradición cultural de la comunidad de Aguasay, municipio ubicado en el estado Monagas.

"Hablar de la curagua es hablar de un proceso dual en el cual el hombre y la mujer laboran en conjunto. Tradicionalmente, las hombres se encargan de extraer y procesar la planta, mientras que las mujeres tienen la responsabilidad de tejer y maniobrar la fibra", explicó a AVN, Eduardo Maurera, cronista de la entidad que participó  en el conversatorio "La Curagua y su relevancia como patrimonio cultural inmaterial de Venezuela y el Mundo", realizado este miércoles en Caracas.

En el encuentro, programado en la sede del Centro de la Diversidad Cultural, María Isabel Toledo, coordinadora de la Oficina Técnica de Enlace con la Unesco, "trabajar este cultivo requiere una serie de tratamientos, saberes, técnicas e instrumentos que merecen ser visualizados nacional e internacionalmente".

La trasmisión, de generación en generación, del conocimiento en torno a esta planta y sus posibilidades ha permitido moldear la identidad de los aguasayeros y se ha convertido es una costumbre familiar que se adquiere a través de la observación y la imitación de los maestros en este arte.

Ramona Romero, tejedora de la fibra de curagua desde hace 54 años, considera vital expandir la práctica de esta tradición para que no desparezca. Esta artesana reconocida en dos oportunidades con el Premio a la Excelencia de la Unesco por sus creaciones en base a esta planta, considera que el conocimiento hay que cultivarlo: "Hay que enseñar a valorar a la curagua, para que crezca y se multiplique. Cuando yo muera no morirá mi conocimiento porque lo estoy transmitiendo".

El avance en el proceso de reconocimiento de esta expresión cultural es producto del esfuerzo mancomunado entre el gobierno bolivariano y el pueblo de Aguasay, quienes han creado estrategias para la preservación de la tradición.

"Hemos articulado una serie de talleres y encuentros que buscan dar a conocer y enseñar los saberes de la curagua, no sólo en las escuelas del municipio, sino también en otras comunidades de la región e, incluso, en otros estados, para que la costumbre pueda seguir creciendo", agregó Benito Irady, presidente de la Fundación Centro de la Diversidad Cultural.

El proceso de candidatura ante la organización internacional inició en 2013, con la elaboración de un documento que recopila los aspectos que justifican la significación social e importancia cultural de esta planta característica de los campos de Aguasay.

Esta candidatura representa la cuarta posibilidad para Venezuela de ingresar a la lista de la Unesco, luego de las incorporaciones sucesivas de los Diablos Danzantes de Corpus Christi (2012), la Parranda de San Pedro de Guarenas y Guatire (2013) y la tradición oral del pueblo de Mapoyo y sus referentes históricos en el territorio ancestral (2014).

Las próximas manifestaciones que se prevén postular ante la organización serán el Carnaval del Callao, en 2016, y los cantos de trabajo de los llanos, en 2017. Este último expediente se construirá en conjunto con Colombia.

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