María León: La leona de Chávez
Sobreviviente de la guerrilla y del cáncer, madre, abuela y bisabuela, la diputada María León se afila las garras para defender el legado del Comandante que la bautizó “leona”. Feminista y socialista, le aclara a quien pueda estar confundido que los enemigos no son el hombre y el burgués, sino el patriarcado y el capitalismo
El comandante Chávez la llamaba María “Leona” y como tal se comporta a la hora de defender el legado del gran líder: la Revolución. De hecho, la diputada caraqueña de 76 años ha rugido como una fiera para reclamar que la Asamblea Nacional investigue la muerte de Chávez, que para ella fue un asesinato.
En el Parlamento, María León es un verdadero lujo. Con su experiencia de más de medio siglo de trayectoria política, con su honestidad inmaculada, con su solidez ideológica a toda prueba, cada vez que toma la palabra deja una reflexión en la mente de los revolucionarios y un hematoma (en sentido figurado, desde luego) en la cara de la burguesía, del imperialismo y de algo más antiguo y violento aun: el patriarcado.
Feminista y socialista desde el ADN, la Leona de Chávez se expresa con una contundente sencillez. “El problema de las mujeres no es con los hombres sino con un sistema de dominación, el patriarcado, que tiene 6.000 años Y el problema de la clase obrera no es con un burgués sino con el capitalismo”.
Madre, abuela y bisabuela, militó en el Partido Comunista desde que tenía 20 años y estuvo entre las mujeres que asumieron el tremendo desafío de incorporarse a la guerrilla. Allí luchó, con el pseudónimo de “Inés”, en el frente José Antonio Páez, en El Charal, estado Portuguesa. Muchos años más tarde, a principios de los 90, caído el Muro de Berlín, desaparecida la Unión Soviética, ensoberbecido el capitalismo por la supuesta llegada del fin de la historia, a León la consumía la desesperanza. Y en ese contexto apareció en su vida —y en la de todas y todos— el ser humano que cambiaría el rumbo de la historia. Así lo dice María: “En las montañas hermanos y hermanas murieron heroicamente, otros en las cárceles, o en el horror de las desapariciones. Padecí cada cinco años la farsa de la democracia representativa. Parecía que Venezuela, y toda nuestra América, desaparecería tragada por el tiburón. Y, de pronto, como si viniera de lo más profundo de nuestras entrañas, el sueño de soberanía y de igualdad encarnó en la Revolución Bolivariana, la unidad necesaria de nuestro pueblo se materializó en el comandante Hugo Chávez y desde entonces la vida se ha vuelto, como lo predijo Alí Primera, una sola canción”.
Para León, Chávez fue una sorpresa total, pues viniendo del sector militar (dominado tradicionalmente por la derecha y por el machismo) no solo asumió la vía socialista, sino también la del feminismo. La impronta quedó marcada en el proceso constituyente, pero luego el Comandante se dispuso a convertir la letra de la ley en realidad y, para lograrlo, creó el Ministerio del Poder Popular para la Mujer y se lo encargó a su querida y admirada Leona. “Siempre se dijo que el ser humano dejó de ser animal gracias al trabajo, y como el único que trabajaba formalmente era el varón, pues la labor de la mujer en la casa no era considerada trabajo, el único que había progresado era el hombre. En 1999, cuando se aprueba la Constitución, el trabajo de la mujer es reconocido como generador de riqueza y bienestar. Se puede decir que ese año salimos de la Prehistoria”.
Sobreviviente del cáncer (“lo saqué de mi vida, lo traté como a un escuálido”, dice), María León se afila las garras para defender los avances logrados hasta ahora en la lucha contra el capitalismo y contra el patriarcado, aunque no se llama a engaño: “Falta mucho por avanzar —advierte—: las mujeres seguimos siendo un coroto”.
POR CLODOVALDO HERNÁNDEZ
/N.A