Del Presidente

Presidente Maduro celebró el natalicio de Tamara Bunke

El presidente de la República, Nicolás Maduro celebró este martes el natalicio de Tamara Bunke,  “la flor silvestre del Río Grande”.

A través de su cuenta en la red social Twitter manifestó, “siempre soñadora, llena de compromiso y ejemplo revolucionario, así recordamos a la eterna guerrillera “Tania”, que sigue recorriendo la América Grande, inspirando con su lucha a todas las mujeres”.

Haydée Tamara Bunke Bider nació en Argentina por accidente. Sus padres, los alemanes Erich Bunke y Nadia Bider, habían dejado su natal Alemania para huir de los nazis. Él porque era miembro del Partido Comunista; porque era judía.

EL ENCUENTRO CON EL CHE

A los 22 años tuvo un encuentro que cambió su vida. Acababa de triunfar la Revolución en Cuba y el nuevo gobierno, encabezado por Fidel Castro, enviaba emisarios en busca del apoyo de otras naciones con gobiernos socialistas. Fue en su papel de presidente del Banco Nacional de Cuba que Ernesto Guevara, mejor conocido como el “Che”, visitó la RDA.

La efigie del guerrillero argentino ya era un símbolo de lucha y revolución para los jóvenes, y Tamara Bunke no era la excepción. Su excelente español hizo que la eligieran como traductora del “Che”, a quien cautivó. En ese mismo encuentro Tamara conoció a Alicia Alonso, directora del Ballet Nacional de Cuba, quien la invitó a pasar una temporada en la isla, donde trabajó como traductora en el Ministerio de Educación y como voluntaria en el campo. El “Che”, que no la había olvidado, propuso reclutarla como espía. Tamara aceptó y eligió su nombre clave: Tania. Atrás quedaba Tamara Bunke y comenzaba una nueva historia.

TANIA LA GUERRILLERA

Tania recibía instrucción militar en las mañanas y, por las tardes, el agente Ulises Estrada la visitaba en su casa para prepararla en tareas de inteligencia. Ya que las visitas se prolongaban hasta la noche, Ulises, a pesar de estar casado, fingió ser su novio para no levantar sospechas. La relación profesional devino en amistad y luego en amor. Aun contra las reglas, el cubano y la alemana comenzaron un amorío: al ser ambos espías, fue fácil pasar desapercibidos.

Tania aprendió a escribir y descifrar mensajes en clave, a utilizar armas y fabricar explosivos, a instalar y desinstalar equipos de transmisión, radiotelegrafía y a sobrevivir en la selva, donde debía obtener el agua y los alimentos por su cuenta. Tras graduarse fue reubicada en Praga, donde se diseñó la identidad para su próxima misión.

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