Sistema Teleférico Warairarepano cumple 59 años
El 11 de diciembre del año 1955 se inauguró el Teleférico de Caracas, bajo el nombre de “Teleférico Maripérez-El Ávila”. El recorrido inaugural lo realizó el entonces presidente, General Marcos Pérez Jiménez, quien fue el impulsor de esta gran obra de ingeniería que enlazaría al Distrito Capital y al estado Vargas.
El teleférico fue construido por la compañía alemana Heckel y se mantuvo cuatro meses en período de prueba, tiempo durante el cual funcionó solamente para personalidades relevantes del ámbito nacional e internacional.
El 19 de abril de 1956 entró en funcionamiento para el público venezolano, constituyéndose como un éxito desde el primer momento. Ese día funcionaron solamente 4 cabinas, con el compromiso de las autoridades de llegar a poner en marcha un total de 14 funiculares, lo que permitiría trasladar hasta 800 personas por hora.
El sistema quedó constituido finalmente por diez cabinas, de las cuales ocho fueron para uso público de color rojo; una presidencial pintada de dorado y estampada con el Escudo Nacional; y una cabina-ambulancia blanca que era fácilmente identificable por la cruz de color verde en el frente.
Este novedoso sistema fue catalogado por los expertos internacionales como “el más moderno en su tipo” para la época y su cualidad fue ofrecer desde el comienzo gran seguridad a los visitantes.
La era moderna del teleférico
Después del derrocamiento del dictador Marcos Pérez Jiménez, los gobiernos puntofijistas privatizaron el teleférico, pero en la década de los años 70 hasta 1999 la obra sufrió gran deterioro y abandono. Luego surgió el proyecto “Ávila Mágica”, de la mano de la empresa “Inversora Turística Caracas”.
Esta nueva etapa incluía la propuesta de restaurar el hotel Humboldt, activar el recorrido hacia el Litoral Varguense y la construcción de un casino, planes que no se concretaron.
En el año 2000 comenzó la sustitución del sistema teleférico viejo por uno totalmente nuevo, de tecnología austríaca. Este trabajo se le encargó a la compañía “Doppelmayr” y ya para 2001, se reinauguró el nuevo sistema teleférico que posee 84 cabinas y capacidad para transportar 1.920 personas por hora.
Recuperación por el Gobierno Bolivariano
Debido a los elevados costos y el difícil acceso del pueblo a los servicios ofrecidos en el teleférico, el Gobierno Bolivariano decidió retirarle la concesión a la empresa Inversora Turística Caracas, por considerar que no se estaban cumpliendo las cláusulas previstas en la contratación.
El 2 de agosto de 2007, el teleférico pasó a manos del Estado venezolano, con el fin de garantizar el derecho de todas y todos los venezolanos a disfrutar plenamente de los espacios turísticos de la nación.
En octubre de 2007 se realizó el cambio de denominación a la institución, con el objetivo de honrar a los primeros pobladores de la montaña, los indios de la etnia Caribe, quienes la llamaron “Wariarepano”, que significa “lugar donde habitan muchas dantas”. Quedó establecido así que en lo adelante se llamaría “Warairarepano”, por ser un sonido similar al vocablo original utilizado por los indígenas.
El Gobierno Bolivariano se ha mantenido generando cambios positivos que favorecen el sano esparcimiento y la recreación de todas las ciudadanas y ciudadanos por igual. Se creó la tarifa especial para Turismo Social, una nueva forma de hacer turismo que beneficia a las comunidades organizadas, círculos de abuelos, personas discapacitadas, entre otros.
En el año 2009 el Estado dispuso los recursos para construir el centro de convenciones ubicado a mayor altura de la ciudad capital, el cual consta de 3700 metros cuadrados y constituye el lugar ideal para realizar ferias, exposiciones y eventos de gran envergadura públicos y privados.
El Sistema Teleférico Warairarepano, en apoyo a la Gestión del Gobierno Bolivariano, celebra sus 59 años de funcionamiento manteniendo el compromiso de garantizar al pueblo venezolano el bienestar, la seguridad y la sana diversión por todo lo alto, en un ambiente privilegiado por la integración de una gran obra de ingeniería y la inigualable bendición que resulta disfrutar de la naturaleza de montaña.