Culturales

Jóvenes talentos del 23 tienen su espacio para bailar

En el sector La Cañada de la parroquia 23 de Enero hay un espacio donde niñas y niños pueden recrearse de manera saludable a través de la danza.

Carlen Gómez es madre, atleta culturista, diseñadora gráfica, fundadora y profesora de Idanza, un espacio ubicado al lado de la iglesia, que tiene casi 3 años en funcionamiento y que nació con el objetivo de brindar herramientas a las niñas y los niños de la comunidad para que ocupen su tiempo libre en la expresión corporal.

La profesora contó a Ciudad CCS que Idanza significa Yo Bailo, lleva la letra I al inicio porque es la inicial de su segundo nombre y la mayoría de sus proyectos los identifica de esa manera por una tradición personal.

En las clases, las y los participantes aprenden danza integral y se les enseña comportamiento, géneros latinos como salsa, bachata y géneros urbanos.

“Trato de que se olviden un poco del reggaeton. Me gusta enseñar más la parte tradicional y que sepan identificar nuestras raíces con los tambores, calipso, etc” expresó Carlen.

Las niñas y los niños pueden participar a partir de los 3 años, sin embargo, la profesora nos cuenta que ha tenido casos de pequeñas de 2 años que son muy activas y atentas, es por eso que la primera clase es completamente libre, que el participante observe el ambiente y vaya reconociéndose en él para luego decidir si quiere pertenecer o no.

UN ESPACIO AUTOGESTIONADO

Carlen no recibe ayuda ni subsidio de ningún ente o institución, sin embargo, ha sacado la academia adelante junto a los representantes que valoran su trabajo.

Actualmente atiende a 40 alumnas, entre ellas un solo infante varón; la más pequeña tiene 3 años (Ainoa) y la mayor va a cumplir 15 años (Marbella), quien ha sido la mano derecha de la profesora en sus clases. “La he enseñado a dar clases para que en un futuro sea mi relevo”, indicó Carlen.

ALUMNA DESDE LA FUNDACIÓN

Marbella Estebez cuenta su experiencia desde la fundación de la academia “Yo soy alumna desde sus inicios. Me encanta bailar desde que estaba muy pequeña. Ya tengo casi 15 años y mi interés por el baile está más vivo que nunca, estoy en tercer año y siento que he evolucionado bastante gracias a mi profesora”.

Camila también es un apoyo para la profesora. Es una niña de 12 años que tiene como don organizar y dirigir a las más pequeñas a la hora del calentamiento.

Hay niñas que llegan con el talento innato, yo lo que hago es guiarlas para que exploren y se descubran, las enseño a expresarse corporalmente”, subrayó Carlen, mientras describía las capacidades de sus alumnas. Algunas hacen acrobacia, otras cantan y hay una que le gusta la percusión.

En las clases, las niñas también conocen un poco de anatomía. Cuando se ejercitan, la profesora les va indicando el nombre del músculo y la parte del cuerpo que trabajan.

INTERACCIÓN CON LOS REPRESENTANTES

Desde hace poco tiempo, Carlen se ha propuesto como proyecto involucrar a papás y mamás a las actividades que realiza con las alumnas para que ellos también sean parte de la experiencia.

“Había mamás que dejaban a las niñas pero yo no las conocía, no les veía la cara y eso no me gusta, pienso que los representantes también necesitan ese espacio de recreación con sus hijas, y es por eso que trato de integrarlos en bailoterapias, proyección de películas, etc”, enfatizó.

Para las alumnas de la academia, la profesora Carlen es realmente un ejemplo a seguir, admiran su trabajo y disfrutan con ella sus logros. Cuenta: “quedé campeona el año pasado en body fitness y para ellas es un orgullo”.

Como meta a largo plazo, la profesora se propone cambiar de espacio, sin abandonar a las niñas de la comunidad, ya que se torna incómodo ensayar al lado de la iglesia. No pueden usar el volumen adecuado porque interrumpe la misa. También le gustaría agregar otras clases como la percusión de música afrovenezolana con ayuda de compañeros que trabajan el género.

“Quiero reforzar las actividades con los padres a través de talleres, donde ellos también tengan espacio de integración con sus hijos, y rescatar ese vínculo familiar que muchas veces se pierde por falta de tiempo”, indicó Carlen.

Como anécdota, Carlen relató que hasta hace poco, su hija Amanda Sophia estaba en su clase, pero resultó complicado porque no le prestaba atención. “Ella me decía maestra, maestra… pero hacía desastre (sonriendo), entonces las otras niñas se daban cuenta hasta que decidí cambiarla de actividad, ahora hace karate pero sigue bailando desde casa porque me ve diariamente”.

Esta academia nació con el objetivo de sacar a las niñas y niños del ocio y de los círculos de violencia que puedan existir en sus comunidades. “La academia es para ellas ese espacio donde comparten con amistades y donde aprenden a desarrollarse física y personalmente”.

Es así cómo la profesora Carlen cumple su sueño de dar clases y transmitir sus conocimientos a niñas y niños con el interés de expresarse corporalmente y, además, en el futuro serán esos maestros que utilizarán el arte de la música para cambiar realidades.

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Inscripciones abiertas

Las inscripciones en la academia son continuas, la invitación es a que se acerquen con sus pequeños y ellos decidan si les interesa. El espacio está abierto de lunes a viernes, excepto los martes, a partir de las 5 de la tarde. Carlen interactúa en la red social instagram como @soycarlen y @somosidanza. “El mensaje que siempre transmito a los padres es que prueben y si no les gusta, vayan buscando otras opciones porque sea danza, karate, pintura o cualquier otro arte, es fundamental que el niño o niña se enamore de ello”. expresó Carlen.

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