Panaderos artesanales de Caracas dispuestos a dar la pelea con el pueblo
Levadura, harina y agua, tres ingredientes básicos para hacer una masa. Algunos le ponen sal, otros la endulzan. También hay quienes le colocan especies y esencias aromáticas. Incluso, en Caracas, ya hay quienes le cambiaron el nombre al producto final, aunque el resultado es el mismo: pan.
Adicionalmente, si se trata de crearlo con las manos y unas pocas máquinas, se requiere de un componente que no aparece en los recetarios que es, para quienes se dedican a la panadería artesanal, quizá el principal: luchar contra las adversidades impuestas por la guerra no convencional y también por el burocratismo.
En la Unidad de Producción Familiar (UPF) Alimentos Venezuela, con sede en Gramovén, parroquia Sucre, decidieron sumarse a la propuesta del presidente Nicolás Maduro para ganar “la guerra del pan”. Son radicales y comenzaron por cambiarle el nombre con el que las panaderías tradicionales han etiquetado a nuestro alimento cotidiano.
“Aquí fabricamos el pan zamorano, que además de sal, agua, levadura y harina, en sus ingredientes también figuran esencia de vainilla, manteca y azúcar, lo que concede al producto una mayor cantidad de nutrientes”, señaló Romiwer Martínez, maestro panadero de la UPF que funciona en los antiguos galpones de Coca-Cola.
Dijo que la diferencia entre el zamorano y el pan de las panaderías comerciales (sobado, gallego, acemita, entre otros) estriba en que estos últimos llevan ingredientes para abombarlos en exceso, con el fin de hacerlos más apetecibles ante los ojos de los compradores, pero su concentración de elementos nutrientes es muy pobre.
BUSCANDO HARINA
Ayer llegó harina panadera a la UPF Alimentos Venezuela de Gramovén. “No es la suficiente para la capacidad operativa instalada que tenemos en esta fábrica, pero es un éxito”, aclaró Martínez.
Parte del equipo se encontraba ayer en la mañana en las labores de elaboración del pan zamorano que se expenderá en los próximos días en el Eje 3 de la Comuna Fabricio Ojeda, que está constituido por ocho consejos comunales, que cuenta, en promedio, con unas 400 familias por cada organización.
“Este reimpulso, anunciado por el presidente Nicolás Maduro a través de la Misión Robert Serra, es un gran triunfo, porque eso va a permitir que las panaderías socialistas y las artesanales puedan distribuir el pan a través de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), que luego los harán llegar a las familias”, reflexionó Martínez.
Sugirió que lo ideal es que se haga a través de un sistema prepagado, es decir, que los vecinos vayan a los bancos y depositen una cantidad de dinero por concepto del producto que desean adquirir. Posteriormente, luego de un chequeo en el censo del CLAP, deben pasar a retirarlo a la hora exacta por las panaderías artesanales.
Motivado por la guerra económica, la UPF Alimentos Venezuela se ve en la obligación de comprar varios ingredientes de la materia prima a precios especulativos, tales como azúcar, levadura, manteca y, en consecuencia, se ven obligados a vender el pan zamorano de 250 gramos en Bs 300.
Este valor podría ser más bajo, pero los productores aún no tienen un documento que los incluya dentro de la llamada Ruta del Trigo. Esta venia les daría acceso a esta materia prima que es subsidiada por el Gobierno Revolucionario.
Agregó que, una vez que logren conseguir la permisología que tienen pendiente, así como el financiamiento necesario, su producción va a aumentar de manera considerable. Estiman que los zamoranos se van a elevar de 5 mil, que se están horneando todos los días, a unos 10 mil.
Dijo que para alcanzar esta meta es importante que la Superintendencia Nacional de Silos, Almacenes y Depósitos Agrícolas (SADA), les permita establecer convenios con las empresas Diana, Monaca y Cargill, con las cuales podrían tramitar despachos de gran parte de la materia prima que se usa en la elaboración del pan.
“Tenemos un horno que puede dejar listos 200 panes cada 25 minutos. Con esta capacidad productiva podemos abastecer tranquilamente la Ruta del Pan, que podría distribuir este producto en toda la parroquia a través de los CLAP”, señaló el maestro Martínez.
La UPF Alimentos Venezuela aspira a convertirse, una vez hayan consolidado su proyecto, en un ente multiplicador de experiencias dentro del ámbito territorial de la comuna, con la idea de que los vecinos aprendan a fabricar pan para acabar de una vez con las colas.
Martínez es de los que piensan que cualquiera que tenga un horno (aunque sea casero), un rodillo, una bandeja y una balanza, puede satisfacer las necesidades de su familia en lo que a panes se refiere.
ESPERANDO AYUDA
Jorfraín Pérez, uno de los trabajadores de la Cooperativa La Constelación del Pan, ubicada en Bellas Artes, dentro del edificio OPPPE 12, explicó que el lugar encaja dentro de las artesanales, pues producen unos 500 panes con pocas herramientas industriales.
Explicó que aún no han sido subsidiados por el Estado para la adquisición de la materia prima, específicamente la harina. “Hace como cuatro meses que no nos despachan harina.
Todo está en espera, nos hemos movido por todos lados, pero aún no nos llega”, agregó.
Destacó que “sería bueno” que el presidente diera un apoyo a los panaderos artesanales. “Somos empresas pequeñas y esa ayuda sería realmente necesaria. Si el Estado nos trae materia prima a precios justos, nosotros podríamos entregar el pan a precios justos al pueblo”, sentenció.
Explicó que para montar una panadería artesanal solo se necesitan una amasadora de harina, una sobadora y un horno.