Panaderías hacen panes pequeños para incrementar sus ganancias
A través de un recorrido realizado por el casco central de la ciudad, la avenida Lecuna y la Baralt, se pudo constatar que el costo de los panes pequeños, sean dulces o salados, oscilan entre 150 y 250 bolívares por unidad.
El pan canilla, el campesino y el sobado fueron reemplazados en las panaderías por otras presentaciones más pequeñas, pero que se expenden más caras que las tradicionales. Los sustitutos han sido los panes andinos, acemitas o salados, estos últimos del tamaño de los que se usan en la preparación de perros calientes.
A través de un recorrido realizado por el casco central de la ciudad, la avenida Lecuna y la Baralt, se pudo constatar que el costo de los panes pequeños, sean dulces o salados, oscilan entre 150 y 250 bolívares por unidad.
En la panadería Royal Century, ubicada frente a la plaza Diego Ibarra, por ejemplo, ofrecen una pieza de pan salado pequeña en 110 bolívares.
En este establecimiento hornean canilla o campesino dos veces al día y lo venden a 390 bolívares por unidad, informó un empleado de ese establecimiento.
“En este momento hay muy poca harina. La que tenemos solo alcanza para hacer panes pequeños. Si nos pusiéramos a hornear canillas, campesinos o sobados, saldrían muy pocas cantidades”, se excusó cuando se le preguntó por qué solo había pan del pequeño.
No obstante los mostradores y neveras del local están atiborrados con acemitas de coco, panes andinos, dulces de distintas variedades, tortas de variados sabores y colores, entre otros productos, en cuya elaboración se utiliza como ingrediente principal la harina.
La excusa de la escasez de este producto fue común en todos los negocios visitados en el recorrido realizado por Ciudad CCS, pero en ninguno se notó la ausencia de panes dulces, quesadillas, golfeados, pastas secas, entre otras delicateses del ramo pastelero.
Pan no, Sánduches sí
En la panadería La Catedral del Pan, en la avenida Baralt, sustituyeron las canillas y los campesinos por un pan andino pequeño que cuesta 250 bolívares.
Cuando se le consultó a los empleados sobre las causas por las cuales allí no vendían panes tradicionales, apuntaron con sus labios hacia un cartel que reza: “No hay harina, no hay pan”.
Sin embargo este argumento se cae de bruces cuando el cliente se asoma a las neveras y observa un sánduche fabricado con medio pan campesino relleno con jamón, queso y salchichón que se cotiza en 700 bolívares.
En el mismo establecimiento también expenden otro emparedado más pequeño, que es fabricado con media canilla, queso amarillo y jamón. Por este pedazo de pan disfrazado cobran 500 bolívares.
La estrategia de la panadería Keistal, situada frente al Liceo Fermín Toro en El Silencio, es un tanto novedosa en cuanto a la cantidad de panes disponibles al cliente. Las vitrinas están repletas de acemitas que ofertan a 80 bolívares. No ponen límites a la clientela.
“Estamos horneando dos veces al día. Si vienes en la tarde y en la mañana, seguro aquí vas a conseguir canilla. Las estamos fabricando en esos horarios, porque estamos recibiendo muy poca materia prima”, argumentó uno de los trabajadores de este lugar.