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USAID en América Latina: Estrategias encubiertas y su influencia en la política regional

En América Latina, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) ha desempeñado un papel controvertido, caracterizado por su «modus operandi» que ha suscitado acusaciones de interferencia en los asuntos internos de naciones latinoamericanas y caribeñas. Desde su creación, esta agencia ha sido señalada por su implicación en cambios de poder, particularmente en países con gobiernos de izquierda.

La estrategia estadounidense, basada en el poder blando, ha demostrado ser versátil. Se han documentado casos donde la USAID ha fomentado golpes de Estado a través de una combinación de operaciones mediáticas, movilizaciones populares y alianzas con sectores legislativos o judiciales locales. Ejemplos emblemáticos incluyen la destitución de Manuel Zelaya en Honduras, Fernando Lugo en Paraguay y Dilma Rousseff en Brasil. Sin embargo, sus intentos han fracasado en otros contextos, como en Bolivia con Evo Morales y Ecuador con Rafael Correa.

Particularmente en Venezuela, la USAID intensificó sus actividades antes y después del intento de golpe contra Hugo Chávez en 2002, siendo acusada de apoyar a la oposición. En 2006, se reveló que había supervisado subvenciones por más de 26 millones de dólares a diversos grupos venezolanos desde 2002.

Además, el Gobierno mexicano reveló recientemente que durante el mandato de Andrés Manuel López Obrador, la agencia financió a la organización opositora Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad con más de cinco millones de dólares.

La expulsión de la USAID por parte del presidente Evo Morales en 2013 destaca el rechazo a su presencia, acusándola de conspiración e injerencia política. Asimismo, se le atribuye el desarrollo del llamado Twitter cubano como herramienta para promover el cambio de poder en Cuba.

Finalmente, la USAID ha utilizado la ayuda humanitaria como justificación para su intervención en países afectados por desastres naturales, como Haití tras el devastador sismo de 2010. Esto plantea interrogantes sobre las verdaderas intenciones detrás de sus acciones en la región.

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