Trump autoriza uso del ejército para combatir narcotráfico, generando tensiones internacionales

En medio de su fracasada lucha contra el narcotráfico, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha tomado una decisión polémica que parece responder más a intereses ideológicos que políticos. Según un reporte de The New York Times, Trump quiere utilizar al ejército estadounidense para llevar a cabo operaciones militares contra grupos criminales que su gobierno ha calificado como terroristas. Esta medida se considera “el paso más agresivo” en la intensificada campaña del gobierno contra los cárteles de drogas, ante la incapacidad de detener el flujo de fentanilo y otras sustancias ilegales hacia su país.
La nueva orden proporciona una base oficial para potenciales operaciones militares en el mar y en suelo extranjero contra los cárteles. Este hecho sin precedentes autoriza al ejército estadounidense a combatir e incluso matar civiles fuera de un conflicto armado aprobado por el Congreso, lo que podría tener serias implicaciones legales dentro del país y violar normativas internacionales.
No obstante, este tipo de decisiones no parecen preocupar al gobierno de Trump, que ya había desplegado a la Guardia Nacional y al ejército para reprimir manifestaciones internas, ignorando legislaciones previas.
Trump ha centrado sus esfuerzos en organizaciones designadas recientemente como terroristas, incluyendo a la extinta banda Tren de Aragua y la Mara Salvatrucha. El Departamento de Estado ha duplicado la recompensa por información que lleve a la detención de Nicolás Maduro, acusado sin pruebas de dirigir el presunto Cartel de los Soles. Esta medida representa una grave amenaza a la soberanía venezolana.
La portavoz de la Casa Blanca, Anna Kelly, defendió que “la principal prioridad del presidente Trump es proteger la patria”, aunque ninguna de las organizaciones designadas opera dentro de Estados Unidos.
En respuesta, la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum minimizó el impacto de esta militarización en México, afirmando que las operaciones serían internas en Estados Unidos y descartando cualquier ingreso militar estadounidense en su territorio.
Por su parte, el gobierno venezolano aún no se ha pronunciado oficialmente, aunque Maduro reafirmó su compromiso: “Venezuela quiere paz”, asegurando que ninguna fuerza extranjera pisará su suelo nuevamente.



