Siria enfrenta aumento alarmante de robos y violencia tras crisis política
Desde la caída del presidente Bashar Al-Assad, Siria se encuentra sumida en una creciente ola de robos y violencia, según denuncias de activistas citados por diversas agencias internacionales. La situación se ha vuelto crítica en ciudades como Damasco y Alepo, así como en otras provincias del país, donde delincuentes aprovechan la notable falta de presencia policial y de seguridad que ha surgido tras la disolución de los aparatos militares y policiales.
De acuerdo con informes emitidos por las autoridades de seguridad, las quejas por saqueos han aumentado un 35% en comparación con el año anterior, convirtiendo la seguridad en un desafío significativo en esta delicada etapa que atraviesa la nación árabe. Las cifras son alarmantes: los delitos de robo en viviendas han crecido un 50%, mientras que los robos de vehículos aumentaron un 30% y los robos en tiendas comerciales un 20%.
Ante esta situación, muchos sirios evitan dejar sus hogares, incluso por cortos períodos. Otros han optado por instalar cámaras de vigilancia para proteger sus propiedades. Los ciudadanos expresan su preocupación sobre el papel del actual gobierno, que enfrenta múltiples responsabilidades, pero subrayan que la seguridad debe ser una prioridad ineludible.
Expertos sociales señalan que estas altas tasas de robos son reflejo de los profundos desafíos económicos y sociales que enfrenta el país. La presión económica y la falta de oportunidades laborales han llevado a algunos a considerar el crimen como un medio de supervivencia.
Además, se reportan numerosos crímenes motivados por razones sectarismo político e ideológico, lo que representa un gran reto para preservar la paz civil ante las nuevas autoridades en el poder. En este contexto complejo, la necesidad urgente de soluciones efectivas para restaurar la seguridad y estabilidad en Siria es más crucial que nunca.