Política

Salvador Allende: un mártir revolucionario de paltó y corbata

No era un guerrillero barbudo como Fidel o el Che, ni fue proclamado luego de guerra, como Ho Chi Minh. Con una pinta más bien burguesa, luchando dentro de sistema, quiso cambiar profundamente el capitalismo, y no se lo perdonaron. Murió como un mártir, con la esperanza a flor de labios, en la forma de una senda de amplias alamedas

Alcanzó la presidencia de Chile luego de cuatro intentos, pero solo lo dejaron gobernar dos años y diez meses, siempre bajo asedio, a salto de mata, durmiendo con un ojo abierto. Contra él se desataron todas las fuerzas de la derecha interna y global. No era de extrañar, porque Salvador Allende lideró el primer gobierno socialista del mundo que accedió al poder pacíficamente y bajo las normas de la democracia representativa. De allí que su valor como ejemplo era demasiado pesado en tiempos de Guerra Fría.

Los enemigos se aprovecharon de sus debilidades: apenas había conseguido 36% del apoyo popular en las elecciones de 1970; la coalición de partidos que lo sostenía presentaba las clásicas fisuras de la izquierda latinoamericana, producto de cortedad de visión, mezquindades y rivalidades. Del lado opuesto, en tanto, se conformó una alianza devastadora. Hubo guerra económica ordenada desde el imperio; hubo guerra comunicacional dirigida por la oligarquía mediática, con El Mercurio como punta de lanza; y hubo una conspiración que tocó los altos mandos de las fuerzas armadas chilenas.

Pese a todo, muchos pensaron que Allende tenía condiciones para resistir el embate. Era un político muy experimentado, había nacido en Santiago en 1908 y ya en la década de los 20 estaba metido en política, mientras estudiaba Medicina en la Universidad de Chile. Tuvo una larga carrera parlamentaria, llegando incluso a ser presidente del Poder Legislativo entre 1966 y 1969. También fue ministro de Salubridad a finales de los 30 y comienzos de los 40. Igualmente fue secretario general del Partido Socialista de Chile. Su lucha por ser presidente comenzó en 1952, cuando apenas rozó 6% de la votación. Luego fue derrotado sucesivamente en los comicios de 1958 y 1964, pero en 1970 doblegó —por apenas 40.000 votos— a su viejo rival, el liberal Jorge Alessandri Rodríguez.

Allende surgió en el panorama revolucionario como un nuevo referente. No era un guerrillero barbudo, como Fidel y el Che; no fue proclamado luego de una guerra, como el vietnamita Ho Chi Minh; no tenía tampoco la pinta de hippie de los líderes del Mayo Francés. Era un señor muy formal, siempre de paltó y corbata, que había luchado dentro del sistema burgués, pero se proponía cambiarlo. Su determinación era firme y lo demostró al nacionalizar el cobre y promover una profunda reforma agraria.

La orden de Estados Unidos fue inflexible: por las buenas o por las malas había que sofocar esa llama. Los atávicos temores de la clase media, la falta de conciencia de los sectores populares, las deslealtades más purulentas, las ambiciones individuales y grupales, todo eso sirvió de abono de una perniciosa siembra. Aquel doctor tan respetuoso de las formas, aquel civil a todo trance, se convirtió el 11 de septiembre (fecha nefasta para la liberación de los pueblos) en un ícono de la resistencia. En sus últimos minutos tuvo arrestos para empuñar un arma de guerra, ponerse un casco militar y afrontar un inclemente y cobarde bombardeo. Coronó su historia con un colofón heroico, al hablar con singular entereza mientras se encontraba bajo el fuego traidor. Tuvo la serenidad, la presencia de espíritu para referirse a un futuro de amplias alamedas que se abrirían de nuevo, después de aquella desmesurada vileza. Según la historia oficial, luego de hablar tan poéticamente, se metió un tiro. Según otras versiones, cayó en combate. Sea como haya sido, rubricó su rol de mártir y hoy, 42 años después, es un portentoso símbolo universal de quienes son capaces de inmolarse por sus ideas. “¡Honor y gloria al camarada Allende!” es lo menos que puede decirse.

SALVADORALLENDE

Ilustración: ALFREDO RAJOY

Articulos Relacionados

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Back to top button