Presidenta de Chile juramentó a su nuevo gabinete ministerial
El Ministerio de Defensa estará a cargo de José Antonio Gómez, en el ministerio de Desarrollo asume Marcos Barraza, ante el ministerio de Cultura estará Ernesto Ottone, mientras que el nuevo ministro de Hacienda será Rodrigo Valdés Pulido
La presidenta de Chile, Michell Bachelet, juramentó este lunes en el Palacio de la Moneda a los integrantes de su nuevo gabinete ministerial, que cuenta con nueve cambios y la ratificación de 14 ministros, luego de que el pasado miércoles la mandataria solicitara la renuncia de su equipo de gobierno.
A través de Telesur se conoció que entre los nuevos miembros del equipo de ministros de Bachelet se encuentran Jorge Insunza, como ministro Secretario General de la Presidencia; Marcelo Díaz, como vocero en el nuevo gabinete presidencial, Jorge Burgos, en el ministerio del Interior; Javiera Blanco, al frente del ministerio de Justicia y Ximena Rincón, como ministra del Trabajo.
El Ministerio de Defensa estará a cargo de José Antonio Gómez, en el ministerio de Desarrollo asume Marcos Barraza, ante el ministerio de Cultura estará Ernesto Ottone, mientras que el nuevo ministro de Hacienda será Rodrigo Valdés Pulido.
Entre los ministros ratificados se encuentran Heraldo Muñoz, en la cancillería; Claudia Pascual, en el ministerio de la Mujer y Andrés Gómez Lobo, en Transporte.
Esta nueva reestructuración ministerial forma parte de un conjunto de decisiones que la presidenta chilena ha anunciado en los últimos días, entre los que destacan la firma de dos proyectos de Ley sobre la Probidad y Contra la Corrupción, que están en trámite actualmente, así como la propuesta que realizará ante el parlamento de la elaboración de una nueva Constitución, en sustitución de la que fue aprobada en 1980 durante la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990).
Bachelet, quien se encuentra en su segundo mandato tras ser reelecta en diciembre de 2013, se ha propuesto establecer en su país un sistema democrático moderno y eliminar prácticas contraproducentes como el clientelismo y el tráfico de influencias.