Opinión

Nos quisimos tanto

Veo gente que saltó la talanquera, que fue chévere, simpática, ocurrente, creativa y sobre todo irreverente, que ahora remeda la idea ingenua y perversa que tiene de la burguesía. Cultiva un empaque tieso, plomizo, adusto, solemne, relamido, relumbrón, maniobrando ideas que exigen corbata y tacones para no desentonar. Aclaro que esos atavíos tienen sus ocasiones porque excluirlos puede hacer creer que, porque no se usan nunca ya se es rebelde, voto a Causa R y a Bandera Rota.
 
Uno les conoció la gracia, la espontaneidad y el lujo de la blasfemia. Ahora andan tirantes, con gestos pomposos que no les nacen, remedando una burguesía que ya no existe. Quieren portarse como Úslar Pietri y no llegan ni a monjita de las de antes. Es triste ese estado de indefensión, el desamparo del arribismo, caricaturas, monigotes de troquel equivocado. No son lo que son y podría preguntar si fueron algo.
 
Lo fueron. Es lo más infeliz, que obvia y objetivamente fueron alegres, atorrantes, salvajes, valientes, ingobernables. Pasaron en eso demasiados años para que ahora resulte que nunca fue verdad. Sabían lo que hacían y no bajaban la frente. No sabían ser serviles. Eran ingenio y festividad. Extraños seres los humanos, que se baten de modos tan vertiginosos.
 
No debe haber sido un tránsito confortable, porque no es fácil cambiar un juego de gestos centelleantes por otro tan torpe y fangoso. Creen que un habano de medio metro iguala con el minijet y el apartamento en Nueva York. Me consta la risa que causan a la burguesía de verdad.
 
Son el doctor Smith de la serie Perdidos en el espacio, que apenas tenía una pizca de poder se volvía despótico y petulante y no bien lo perdía se volvía rastrero y adulante. Debe ser estresante cambiar de modo tan radical y súbito. He visto esas metamorfosis en minutos, que no sé cómo logran esas acrobacias existenciales. Balzac está en las enciclopedias por describir magistralmente esas malas conductas.
 
No solo un escrúpulo ético me impide ese salto ornamental, sino que estoy seguro de que se vive mal. Digo yo. Porque no puede ser que se lance al basurero toda una vida guapa en que tanto empeño se puso y despilfarrar lo que queda de la única vida desde el Big Bang hasta el Big Crunch justificando que se fue belleza y frescura. Una existencia de penitente flagelante andar implorando perdón porque tomó armas, cogió el monte, escribió manifiestos, lanzó piedras y faltó tanto respeto. Y ahora tiene que expiar con vergüenza lo que más bien debiera ser orgullo y regodeo. Esta gesticulación afligida de ahora se me escapa del magro entendimiento con que nací y he tratado de cultivar. Y lo odian a uno porque no dejó de ser lo que fueron con el mismo ahínco que ponen en fracasar en esta nueva vida, si acaso es vida. Se desdibujan porque no dejan del todo de ser lo que fueron y no alcanzan lo que ahora pretenden. Hablan con acento el idioma recién aprendido. Debe ser duro ser wannabe.
 
Pero hay algo más ridículo: después de tanto pujo por ser burguesía de mansión de telenovela, pomposa, sobremaquillada, su retina no ve que lo que ahora se lleva en el capitalismo es Henrique Capriles y María Corina Machado.
 
Roberto Hernández Montoya  
@rhm1947

 

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