Más de 9.600 exguerrilleros de las FARC han sido amnistiados por el Estado colombiano
Los delitos que se les imputaban eran rebelión, sedición y asonada
La Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) reconoció públicamente las más de 9.600 amnistías otorgadas por el Estado a ex integrantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que cometieron delitos políticos.
En una serie de interacciones en sus redes, la JEP, órgano de Justicia transicional creado tras la firma del Acuerdo de paz de 2016, informó sobre la emisión de nueve decretos presidenciales, entre 2017 y 2018, que permitieron otorgar las medidas.
Con esta determinación, se resolvió la situación jurídica en la que se encontraba la gran mayoría de los antiguos integrantes de las FARC, acusados de delitos como rebelión, sedición y asonada.
¿Cómo se logró la decisión?
La búsqueda de los nueve decretos presidenciales se hizo coordinación con la Oficina del Alto Comisionado para la Paz y la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN), y con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Colombia.
Esta labor buscaba cumplir con lo establecido en el Acuerdo Final de Paz, entre 2017 y 2018, cuando el Estado y un grupo de jueces otorgaron amnistías de iure o determinadas por derecho, a más de 9.600 exintegrantes de las FARC.
Quienes recibieron esta medida, y no tienen deudas con la Justicia colombiana, «están exentos de responsabilidades legales y pueden continuar su proceso de reincorporación», afirma la JEP.
De la guerra a la paz
Por su parte, la presidenta de la Sala de Amnistía, Alexandra Sandoval, manifestó que a esa instancia aún le faltan por resolver 1.948 solicitudes de beneficios pendientes, del total de las 7.635 que recibieron.
El alto comisionado para la Paz, Otty Patiño, catalogó las amnistías como «transiciones de la guerra a la paz». Por su parte, el líder del partido Comunes, Rodrigo Londoño Echeverri, conocido como Timochenko mientras estuvo en el secretario de las FARC, aseveró por su parte: «A la guerra ni un respiro».