Los sembradores de odio y rumores
Margarita desde hace tiempo perdió aquella tranquilidad de la que gozaban sus habitantes, pero en tiempo de vacaciones el desasosiego es mayor y por todas partes hay gente yendo y viniendo. Se aumenta el tráfico vehicular y cada sitio, llámese playa, bulevar, centro comercial o lugar histórico, es un gentío alegre y entusiasta que goza los encantos de la isla.
En esto pensaba el periodista Pedro Cuartilla, acostado en su hamaca y sintonizando su emisora predilecta Mundial Margarita (1020AM, 92.9FM y www.radiomundial.com.ve), en la cual oía el programa “La canción del recuerdo” y sonaba un tema que dice: “… Quiero emborrachar mi corazón/ para olvidar un loco amor/ que más que amor es un sufrir…/ Y aquí vengo para eso/ a borrar antiguos besos…”. ¡Mátame guayabo, ya que el amor no pudo¡, exclamó el reportero recordando al poeta Erwin Silva, quien la utilizaba en ratos de tertulias y tragos; pero que hace unos días partió hacia otras dimensiones y estará con su sonrisa amplia compartiendo con otros amigos que se han marchado de esta tierra.
El conductor del citado programa Luis Oliveros, leía los diferentes escritos de la mensajería de texto de la emisora, que los felicitaban por su espacio y solicitaban más canciones que le cantan al amor, al desamor y a las penas. Mientras que Pedro Cuartilla evocaba otra frase del citado amigo, quien vivía en Mérida: “Recuerdos que no son tristes, pero que dan tristeza”. Al decir esto, se sacudió y pensó: “Parezco más bien un borrachito de aquellos de mi pueblo, cuando bebían al lado de una rockola”.
Y precisamente en ese instante, lo llamó su amigo Pedro Cachamay y le señaló: “Definitivamente, Cuartilla, a cierta gente de la oposición le dan un terreno fértil para usarlo y lo que hacen es sembrar la maleza del odio a lo largo y ancho. En eso hay muchas muestras y no quiero darte ejemplo de ello, porque no vale la pena, pues el pueblo ya sabe que es así. Igualmente en vez de hablar con la verdad, también lo que hacen es sembrar rumores para angustiar y alarmar a los compatriotas. En verdad que esa gentecita no toma consejos, ni quiere aprender”.
Pedro Cuartilla, terminó de hablar con Cachamay y meditó: “Tiene razón el amigo”. Y siguió oyendo su música de despecho.