Opinión

La paz es el mismo diablo

Las mañanas en Margarita, varias veces, siguen amaneciendo con el sol apagado y la neblina peinando la cabeza de las montañas de los pueblos que son valles; sin embargo, la lluvia no toca la puerta y los habitantes se quedan esperando la visita de la regadera natural para refrescar el ambiente y haga el milagro de que germine la semilla, despunten las espigas y los trinos de las aves entonen la sinfonía de la emoción.

En esto pensaba el periodista Pedro Cuartilla, sentado en el garaje de su casa, acompañado de su esposa y su perro, mientras oía a su emisora favorita Mundial Margarita(1020AM, 92.9FM y www.radiomundial.com.ve), que transmitía un micro de la Misión Árbol, el cual hablaba de la importancia de sembrar plantas para el bien del ser humano y para el futuro del planeta.

El can al ver un gato asomado al portón, salió en veloz carrera a ladrarlo, mientras que la mujer le gritó que se quedara tranquilo y dejara ese pobrecito minino, que a lo mejor andaba buscando comida. Mientras tanto el reportero recibía una llamada de su amigo Pedro Cachamay, quien le señalaba: “Amigo Cuartilla, esa gente de la oposición definitivamente no sabe lo que quiere y más aún ahora que han venido de fracaso en fracaso, pues el Presidente Maduro vive llamando al diálogo, al igual que ex presidentes y organismos internacionales que proponen la conversación entre ambas partes, y esta derecha que tenemos se niega rotundamente.

Pero lo más grave es cuando se le señala la palabra paz, pues es como si le nombraran al mismo diablo en candela, pues ya sabemos de aquel llamado a drenar la rabia, después la salida, y ahora llegaron hasta la cuna del Gran Mariscal de Ayacucho y la violencia, como costumbre de sus actuaciones, fue la protagonista, por el simple hecho de que el Presidente dice que la revolución es paz y más paz; pero los opositores no entienden eso ni van a entender, porque tanto tú, como yo y cualquiera con dos dedos de frente, sabemos que ellos son derivados de los gobiernos de la IV República y ahí el huracán del terror desapareció a muchos dirigentes políticos y estudiantes contrarios al régimen…”

Pedro Cuartilla terminó de hablar con Cachamay, guardó silencio y se puso a contemplar el ágil vuelo de un Colibrí entre las Ixoras.

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