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Huerto forestal un concepto de ciudad comestible

"Consiste en aprovechar todas las superficies de la ciudad para, en primera instancia, estudiar cómo pueden ser más verdes y, después, añadir una capa de biomasa que sea comestible", explica Debra Solomon, fundadora y directora artística de la empresa holandesa Urbaniahoeve.

"Imagínense una hilera de árboles frutales colocados junto a los edificios o aceras semiabiertas con plantas beneficiosas para el ecosistema que contribuyesen a esta ciudad comestible y daría lugar a un huerto forestal", sostiene Solomon.

"De hecho, ya hay edificios que incluyen estas zonas verdes en sus azoteas, convirtiéndolas en un espacio más en el que se pueden cultivar alimentos", plantea Keiser, sobre lo que Solomon añade: "Muchas de estas azoteas con huertos solo tienen una determinada capa de biomasa".

"Lo ideal sería que esta capa fuese proporcional al volumen construido", propone la directora artística de Urbaniahoeve.

¿Qué beneficios tendría la ‘ciudad comestible’?

Keiser afirma que este cambio en el esquema arquitectónico en las ciudades permitiría a corto plazo "prescindir del transporte de alimentos desde y hasta la ciudad". "Además se produce una especie de efecto invernadero en las ciudades", añade Herbert.

Por su parte, Solomon asevera que uno de los principales beneficios sería climático. "Podemos plantearnos el cultivo de productos nutritivos como las frutas, las verduras o las hierbas, pero también es posible cultivar muy buenas especies que, junto con la capa de vegetación, actuarían como pulmón", propone.

"Estas capas también podrían absorber más agua, por lo que se producirían menos inundaciones", asegura Solomon.

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