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Historias desoladoras tras el terremoto ocurrido en Ecuador

El panorama es desolador: la gente curiosa mira como el tractor levanta los escombros de lo que fue una casa de tres pisos, de lo que fue un hotel de cinco pisos o de los escombros de las edificaciones que se levantaban en El Carmen y en Pedernales (Manabí), este último fue el epicentro de uno de los terremotos de mayor magnitud de esta época registrados en Ecuador.

Ángela Bravo, habitante de El Carmen está sentada junto a su esposo Felipe y sus dos hijas, contemplando el desastre que ha ocurrido frente a su casa. Los vecinos tenían una vivienda de color amarillo de tres pisos, la misma que quedó en nada tras el sismo de gran magnitud ocurrido este sábado en la noche y que ha dejado, hasta el momento, deja 272 muertos y más de 2.000 heridos, según últimas cifras divulgadas por el gobierno ecuatoriano.

“¡Uy! La gente estaba corriendo, llorando”, relata Bravo a Andes recordando lo ocurrido la noche del sábado cuando tembló la tierra y la provincia de Manabí sufrió graves daños en infraestructura y donde más se registran personas fallecidas.

Pensé que se iba a acabar el mundo”, define Bravo, de 70 años, al movimiento telúrico que la dejó sin una pared de su vivienda, pero con todos sus familiares a salvo, suerte que no muchos tuvieron.

Una casa de tres pisos en El Carmen quedó en escombros.

Otras edificaciones de El Carmen también quedaron en ruinas, como la vivienda de Marcos Haro, quien, “afortunadamente” no estuvo en el momento de la tragedia, cuando su casa de dos pisos y de más de 15 años de construida se vino abajo.

“En ese momento no se encontraba nadie de mi familia. Mi sobrino, 10 minutos antes del temblor, había salido a comer una salchipapa”, relató Haro junto a su esposa Mariana, quienes se encontraban visiblemente afectados por este hecho al que calificaron de "una noche horrible”.

La devastada Pedernales

La vía que conduce de Quito a la Costa ecuatoriana va dando la pauta de cómo “la mayor tragedia de los últimos 67 años”, según el presidente Rafael Correa, ha hecho estragos en la costa, a la que se dificulta llegar debido a los derrumbes casi un día después del terremoto de magnitud 7,8.

Los montículos de tierra, ocasionados por el fuerte movimiento, han taponado las vías y accesos. La gente en sus autos hace colas largas en espera de que las excavadoras remuevan la tierra. Mientras unos prefieren trepar la montaña de tierra y seguir hacia sus destinos; otros continúan esperando desde el mediodía en la vía que conduce a Chone y luego a Manta, otra de las ciudades manabitas afectadas.

Personas cruzan a pie un gran derrumbe en la vía a Chone. 

La vía a Pedernales se ha habilitado, aunque un enorme derrumbe hace que los vehículos esperen por largo tiempo para remover la tierra. El alumbrado público no funciona en ciertos tramos que hacen que la vía se torne peligrosa y una vez en Pedernales empiezan las imágenes más devastadoras.

A un costado de la vía, una familia prepara un velatorio improvisado para despedir a su familiar que no tuvo la suerte de sobrevivir al terremoto. Esta imagen se repetirá cuadras más adelante y dos campamentos se alzan en medio de la oscuridad donde se albergan a las víctimas que han sido evacuadas de forma preventiva y de personas que lo han perdido todo.

El contigente policial, de las Fuerzas Armadas, la Dirección Nacional de Delitos contra la Vida, Muertes violentas (Dinased), la Cruz Roja y el Cuerpo de Bomberos transita por las calles oscuras de Pedernales que dejan ver el paso de un desastre natural que sorprendió a todos los ecuatorianos.

Eduardo Zambrano, un joven diseñador gráfico de la ciudad de Quito, llegó como voluntario a Pedernales para las labores de rescate que se realizan en conjunto con personas de la Dinased y de las Fuerzas Armadas.

Una mujer camina en medio de una calle sin luminarias en Pedernales. 

“Con vida no, con vida no hemos sacado en las tres horas que llevo aquí porque hemos sacado cuatro cadáveres”, expresa Zambrano, mientras corre el sudor en su frente y sus ojos aguados dejan ver su tristeza por hallar los cuerpos sin vida que se encontraban en un hotel del cantón cercano a la playa.

Sus raíces manabitas lo empujaron a llegar a Pedernales para ayudar en las labores de rescate que continúan arduamente, mientras los equipos coordinados trabajan desde el Estadio Maximino Puertas, donde se han instalado carpas de información, ayuda, recolección de alimentos, ropa y agua y en una de ellas estaba el vicepresidente Jorge Glas, quien recorrió más temprano los graves daños del cantón.

Es medianoche, y todos trabajan sin pensar en el cansancio. Todo el contingente está activado ante la inclemencia de la naturaleza que, aunque haya dado un gran susto, no deja de moverse.

Cifras preliminares:

– Hasta el momento se registran 272 muertos y más de 2.000 heridos tras el terremoto.

– Al momento se moviliza a las zonas afectadas un total de 4.602 efectivos de la Policía Nacional y 10.000 efectivos de las FFAA.

– Se han desplegado más de 240 profesionales de la salud, entre paramédicos, médicos y Cruz Roja Ecuatoriana.

– 15 helicópteros de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional están listos para la movilización; y, 4 aviones y 2 avionetas, movilizándose.

– El Servicio eléctrico ha sido restablecido en Manabí en un 4.3%; en Santo Domingo de los Tsáchilas en un 80%; en Guayas en un 99%; y, en el resto del país 100%.

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