Guterres exhortó al mundo a prohibir todos los ensayos nucleares
En su mensaje en ocasión del Día Internacional contra los Ensayos Nucleares, difundido por la oficina de su portavoz, Stéphane Dujarric, Guterres pidió defender la salud, la supervivencia humana y el planeta, reseñó Prensa Latina
El secretario general de la Organización de Naciones Unidas, ONU, António Guterres, exhortó este lunes a que el mundo establezca por fin una prohibición jurídicamente vinculante de todas las pruebas nucleares.
En su mensaje en ocasión del Día Internacional contra los Ensayos Nucleares, difundido por la oficina de su portavoz, Stéphane Dujarric, Guterres pidió defender la salud, la supervivencia humana y el planeta, reseñó Prensa Latina.
Advirtió que las pruebas nucleares envenenaron durante mucho tiempo el entorno natural de nuestros planeta y las especies y personas que lo llaman hogar.
El titular de la ONU señaló que la celebración representa un reconocimiento mundial de los daños catastróficos y persistentes causados en nombre de la carrera armamentística nuclear.
Ante los actuales riesgos, llegó “el momento de que el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares entre de forma plena en vigor, respaldado por un sistema de verificación eficaz”, subrayó Guterres.
Esas armas no tienen cabida ni tampoco garantizan ninguna victoria ni seguridad, por diseño, su único resultado es la destrucción, añadió el secretario general de la ONU.
Rehén de dispositivos de muerte
Lamentó que el mundo fuese “rehén de estos dispositivos de muerte durante mucho tiempo”.
Garanticemos el fin de las pruebas ahora y para siempre, y hagamos que las armas nucleares sean cosa del pasado, de una vez por todas, concluyó.
El 26 de agosto finalizó, luego de tres semanas de discusiones, la Décima Conferencia de Examen del Tratado de No Proliferación Nuclear. Guterres advirtió en la sesión inaugural de la cita que se viven momentos en que las tensiones geopolíticas alcanzan nuevas cotas y que la humanidad «está a un solo malentendido, a un error de cálculo, de la aniquilación nuclear».
Consecuencias de las pruebas nucleares
Desde que el 16 de julio de 1945 la primera bomba nuclear, llamada Trinity, detonó en el desierto de Jornada del Muerto, a 56 kilómetros de la ciudad de Alamogordo en el estado de Nuevo México; y 20 días después, arrojaran otras dos sobre la población civil japonesa en las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, se han probado casi 2.500 bombas nucleares, refiere Telesur.
Como consecuencia de su detonación, en las últimas décadas se ha desprendido una energía total de más de 540 megatones sobre la Tierra. Las bombas lanzadas a la atmósfera por sí solas representaron 428 megatones, el equivalente a más de 29.000 bombas del tamaño de la de Hiroshima, causante de 166.000 muertes al finalizar el año 1945.
Por la necesidad de medir diferentes parámetros de seguridad, eficacia y potencia, dichas pruebas se realizaron en lugares remotos del mundo y alejados de la civilización; pues debido a su alcance las personas podían sufrir desde lesiones cutáneas o envenenamiento, hasta diversos tipos de cánceres a largo plazo, por los efectos nocivos de la radiación.
Además de las afectaciones directas al medio ambiente expresadas en lluvia radiactiva –deposición de una mezcla de partículas desde la atmósfera a partir de una explosión–, contaminación antropogénica, y otros fenómenos.
Por ejemplo, La detonación en 1954 de la bomba Castle Bravo, en el atolón Bikini, Islas Marshall en el océano Pacífico alcanzó la potencia mayor registrada en EEUU de unos 15 megatones; y la nube de humo, una seta atómica derivada, alcanzó en un minuto los 14 kilómetros de altitud y siete kilómetros de diámetro. A los 10 minutos, la nube sobrepasó los 40 kilómetros de altitud y los 100 kilómetros de diámetro, expandiéndose a más de 100 metros por segundo.
Exposición a radiación
Al respecto, señalan que cualquier persona nacida a partir de 1951 en territorio estadounidense ha recibido algún tipo de exposición a la radiación asociada al fenómeno de pruebas con armas nucleares.
Investigadores han profundizado sobre cómo la carga eléctrica –liberada por la ionización del aire debido a la radiactividad– afecta a la lluvia; provocando efectos en las nubes a miles de kilómetros de la detonación de un artefacto nuclear.
Un grupo de físicos británicos del departamento de Meteorología de la Universidad de Reading, en Reino Unido, compararon los días con baja y alta carga radiactiva entre 1962 y 1964 en Escocia, tras lo cual constataron que las nubes eran visiblemente más densas y gruesas, y había un 24 por ciento más de lluvia de media en los días con más radiactividad.