El Sistema Electoral de EE.UU.: Un Legado Arcaico que Persiste en 2024
En el contexto de las elecciones presidenciales de Estados Unidos, se hace evidente que, a pesar de la diversidad de sistemas electorales en cada estado, mañana, en los centros electorales, ningún votante elegirá directamente entre Donald Trump y Kamala Harris. La verdadera contienda se centra en la consecución de los 270 votos electorales necesarios para alcanzar la presidencia, un objetivo que se vuelve crucial en los denominados estados-péndulo o swing states.
El sistema electoral estadounidense, establecido en el siglo XVIII, fue diseñado por un grupo de colonos que buscaban crear una nación independiente frente a las imposiciones británicas. En aquel entonces, el territorio estaba conformado por 13 colonias y la mayoría de su población —incluyendo a afroamericanos esclavizados e indígenas— no tenía derecho a voto. Este contexto histórico dio origen al colegio electoral, una institución creada para garantizar el federalismo y limitar la influencia del poder legislativo sobre la elección del presidente.
Este sistema ha sido objeto de críticas durante siglos por su naturaleza arcaica y desproporcionada. Cada estado recibe un número determinado de electores, lo que significa que el peso del voto no es uniforme. Algunos estados tienen más influencia que otros debido a su número de electores, lo que genera un desequilibrio que puede distorsionar la representación democrática.
En este ciclo electoral, la atención se centra en aquellos estados donde la balanza puede inclinarse hacia uno u otro candidato. La lucha por captar la atención de los votantes en estos estados es más crucial que nunca, ya que el futuro político del país depende de ellos. En un sistema donde el voto popular puede no reflejar necesariamente el resultado final debido al colegio electoral, surge la pregunta: ¿es este el mejor método para elegir al líder de una nación diversa y compleja como Estados Unidos?
La conversación sobre la reforma del sistema electoral continúa siendo relevante y necesaria mientras nos acercamos a una nueva era política.
