El mejor cacao del mundo dispuesto a reconquistar mercado internacional
La crisis económica, generada principalmente por la caída de los precios del petróleo, ha sido también la oportunidad para que Venezuela retome un cultivo que, en los tiempos de la colonia, representó uno de los principales productos de exportación. Su altísima calidad es reconocida mundialmente
La crisis económica que atraviesa Venezuela, producto de la caída de los precios del petróleo, se perfila como una oportunidad para el renacimiento de un cultivo ancestral: el cacao.
El cacao venezolano, considerado como el mejor del globo en la Conferencia Mundial del Cacao realizada en junio pasado en República Dominicana, goza de características únicas que no sólo son apetecidas por el mercado internacional, sino que han empezado a despertar el interés dentro del país.
"Cada vez hay más gente interesada en cultivar el cacao, en recuperar las haciendas de sus abuelos. Una nueva generación está interesada en volver a la tierra", sostiene María Fernanda Di Giacobbe, la venezolana recien ganadora del Basque Culinary World Prize, en España, por su labor pedagógica con mujeres de zonas rurales dedicadas a la producción del cultivo del producto.
Este año, Venezuela formalizó su reingreso a la Organización Integral de Cacao (ICCO, por sus siglas en inglés). Ese paso le facilita el acceso a programas y planes de desarrollo sustentable para promover el cultivo y darle valor agregado a una materia prima que, antes de la irrupción del petróleo, representó uno de sus principales productos de exportación junto al café y el tabaco, refiere Mario Sanoja Obediente en su libro Historiografía sociocultural de la economía venezolana.
En 2010, el cacao fue declarado rubro estratégico para el desarrollo del país. En 2011, de acuerdo a la Gaceta Oficial número 39.655, todos los nodos involucrados en la industria deben establecer "una alianza estratégica con el Ejecutivo Nacional para consolidar la producción del cacao a nivel nacional como potencia cacaotera mundial".
Alternativa económica
"El petróleo un día se puede acabar pero el cacao no", afirma el Diego Ceballos, maestro chocolatero de Cacao de origen, uno de los locales más famosos de Caracas, ubicado en la Hacienda La Trinidad. Con esa sentencia deja clara su convicción de que el oro negro podría dejar de ser el petróleo y mutar hacia una delicia más dulce.
En su laboratorio, rodeado de barras negras apiladas en mesas metálicas de limpieza quirúrgica, explica las bondades del fruto que adquiere características muy específicas dependiendo de la zona donde se cultive.
Por lo general, los cacaos de la zona norte del país son de granos blancos, mientras que los del sur tienden a ser violáceos. En el delta, se mezclan: "En una maraca de cacao a veces puedes conseguir granos de dos colores porque las variedades son muy compatibles entre sí. Eso hace que los sabores sean muy específicos", detalla Ceballos. A grandes rasgos, los tipos de cacao se dividen en criollos, trinitarios y forasteros.
Pero son tan singulares las variedades de cacao venezolano que los productores los nombran de acuerdo a las haciendas donde se siembran, cosechan y secan los granos. Lo curioso es que, asegura Ceballos, ha sido en el último lustro que el interés en el rubro experimenta un crecimiento exponencial.
"Yo estudié gastronomía y casi nunca me hicieron mención al cacao. Cuando conocí a María Fernanda (Di Giacobbe) fue que empecé a interesarme en él y entendí la conexión directa que tiene con la identidad venezolana, con su historia, con su economía y su memoria. Antes de eso, el cacao siempre estuvo en una especie de nicho ‘underground’", destaca el maestro chocolatero.
Emoción universal
Pese a su altísima calidad, desde la segunda mitad del siglo XX años la producción de cacao en Venezuela ha estado estancada. Según Capecve, en ese período el pico de producción se registró en 1968 con 24.026 toneladas métricas (TM) y el promedio se ubicó en 17.600 TM.
En la actualidad, de acuerdo a cifras del Banco de Comercio Exterior (Bancoex) citadas por El mundo, la producción anual del país supera las 15 mil toneladas al año y puede ser duplicada en un par de ciclos.
Este lunes, integrantes del gremio cacaotero acudieron a la Asamblea Nacional (AN) para presentar un petitorio al parlamento que permita generar iniciativas legislativas de estímulo al sector como la protección de las variedades de cacao ultrafino de aroma, la creación de bancos de germoplasma, el registro de datos que reúna las características de los cultivos por zona, y la aplicación de mecanismos que faciliten el acceso a créditos de la banca pública y privada.
Desde finales de 2015, Bancoex trabaja para determinar la denominación de origen "Cacaos de Venezuela" en las zonas del sur del Lago de Maracaibo, Carenero, Chuao y Canoabo, así como en la identificación de cepas, con el propósito de diferenciar el producto nacional y darle valor agregado a las exportaciones.
El reto para Venezuela no es menor. Países de la región como Perú exportan un volumen de 45.000 toneladas anuales de cacao fino de aroma, una competencia que es seguida de cerca por Colombia y Ecuador, apunta el diario económico Gestión.
No obstante, el mercado crece un 8% anual desde el año 2010. Estimaciones de la ICCO indican que la demanda asiática podría generar un déficit de semillas en 2020 y consecuente aumento del precio del cacao. En ese escenario, la carrera no es únicamente para ampliar las inversiones para multiplicar la producción, sino por mantener las características únicas y distintivas del rubro. La apuesta de Venezuela, por ahora, apunta hacia ambas direcciones.