«El Gigante de Bobare» tiene su nicho seguro en Salón de la Fama
La bola que salió del bate de Luis Jiménez, el 15 de enero de 2012, no cayó en las escalinatas de concreto que están detrás de las bardas del Universitario, ni tampoco en las manos de un jubiloso fanático. Aterrizó cerca del monte, más allá de las gradas del jardín derecho, entre los límites del estadio con el río Guaire. Ese ha sido uno de los jonrones más espectaculares en la historia de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional.
Dándole la vuelta al cuadro ante el asombro de compañeros, fanáticos y de Dwayne Pollock, el pitcher de Águilas del Zulia que sufrió el enorme batazo, Jiménez, lucía extraño con el uniforme de Tiburones de La Guaira. Era un refuerzo que había llegado del eliminado Cardenales de Lara para imprimirle poder a la alineación.
El cuadrangular fue inolvidable y representa uno de los 35 estacazos que tiene el robusto pelotero en postemporadas. Es el tercero de todos los tiempos (detrás de Robert Pérez con 45 y Alex Cabrera con 41) y el líder entre los zurdos. En rondas regulares es uno de los cuatro hombres con al menos 100 vuelacercas en los registros del circuito: Eliézer Alfonzo tiene 138, Pérez 135, Cabrera 125 y él 100. Por cierto es el único siniestro en la lista y ya con eso se puede considerar uno de los jonroneros más legendarios de la liga, según análisis de Andriw Sánchez Ruiz para prensa LVBP.
“Mira yo soy cristiano, mas no cristiano evangélico, cristiano mormón, cristiano católico… Nada de eso… Yo soy cristiano por creer en Dios y entiendo que siempre hay un plan para ti, lo único es que uno tiene que buscarlo en el momento indicado. Yo pienso que el plan de Dios era que yo fuese una leyenda aquí, en Venezuela, que yo pusiera mis números y que sea una persona de bien para que cuando me retire de la pelota y me dedique a mi familia o carrera como coach pueda estar tranquilo”, dice Jiménez de nuevo en el Universitario, a más de 400 pies de donde cayó la bola que sacó hace casi ocho años.
¿Cuándo se retire de la pelota…? Bueno, él sabe que algún día eso va a llegar. El momento en el que su cuerpo se canse de hacer swing y de tratar de cazar la rapidez de la bola arribará porque así es la vida. No puede jugar beisbol por siempre, aunque eso hubiese querido. Pero aun así no tiene un plan para decir adiós. Solo ve cómo el presente se convierte en futuro inmediato y, por casualidad del juego, regresa al lugar al que dio sus primeros pasos como profesional: el nido de Cardenales.
VOLVER VOLVER
Fue cambiado el 20 de noviembre de Caribes de Anzoátegui a los pájaros rojos por el zurdo Alex Torres. En La Tribu estuvo cuatro campañas, después de haber defendido en un par de torneos a Bravos de Margarita, el equipo que lo recibió el 14 de junio de 2014, en una transacción que mandó a César Hernández y Carlos Rivero a Barquisimeto.
Si bien Jiménez, ya de 37 años de edad, no sabe cuándo le tocará buscar un lugar para colgar los ganchos y quitarse el casco para despedirse de los terrenos como pelotero activo, sí está consciente de que puede ser en cualquier lugar y con cualquier camiseta, no necesariamente con Lara.
“No puedo decir con qué camiseta me gustaría retirarme, soy profesional y asumo esto de esa manera. Hace una semana estuve con el equipo al que le di dos campeonatos, de los tres que tiene, y me cambió. Estuve con un equipo con el que duré 14 años como una de las figuras de la pelota, y me cambió. No puedo decir que me voy a retirar aquí, en Cardenales. Cuando me toque y cuando a una organización le toque retirarme espero que lo haga con mucho cariño y respeto, es lo único que quiero. Para mí lo más importante es la honestidad. Tú me puedes tener mucho respeto, pero si no me tienes honestidad algo no cuadra”, sentenció el apodado «Gigante de Bobare».
En la repisa de sus trofeos deben estar las placas como más valioso de las finales de las zafras 2010-2011 y 2017-2018, ambas con Caribes, aunque la primera como refuerzo. Fue Productor del Año en dos oportunidades y también tiene números élite para paleadores zurdos históricos. Por ejemplo, entre siniestros solo Víctor Davalillo (con 483) supera sus 394 carreras remolcadas y sus 212 extrabases (Vitico sumó 281). Es líder de todos los tiempos en boletos con 410 y uno de los ocho zurdos con 1.000 o más bases logradas (1.054).
El poder no lo hizo vulnerable. Su promedio de bateo vitalicio es de .286, con .475 de slugging. Su caso es considerable para ser incluido un día en el Salón de la Fama del Beisbol venezolano, en Valencia. “Debería estar allí”, suelta sonreído.
Si bien es memorable aquel jonrón hartamente reseñado, el cual demostró que hasta la inmensidad del Universitario puede ceder ante el poder de un hombre, Jiménez guarda en su cabeza otros momentos importantes con el uniforme de Cardenales, en donde dice estar “como en casa. Estoy como a 20 minutos de Bobare”, señala en referencia a su pueblo natal.
“Creo que el mejor turno de mi carrera fue con Cardenales, en Barquisimeto y contra José Mijares (zurdo) que estaba en Tigres. Él tiraba a 98 millas, luego a 97, pero le saqué como 15 pitcheos y al final le gané. Son muchos los momentos buenos. Esta organización (Lara) me vio nacer, me dio la oportunidad de crecer, de que mi nombre se diera a conocer. Yo le debo mucho, aunque sé que esto es un negocio y lo tomo así, ya uno tiene que entender que esto no es cuestión de camiseta sino de enfoque profesional”, analizó este bonachón jugador.