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EEUU trasladó 16 soldados heridos a Kuwait tras ataque iraní

EE.UU. cifra en 11 los militares heridos por el ataque iraní a sus bases en Irak, pero un informe revela detalles encubiertos por Washington sobre los afectados.

El pasado jueves, un oficial del Comando Central de Estados Unidos (Centcom, por sus siglas en inglés) reconoció oficialmente que 11 efectivos habían resultado heridos en el ataque lanzado el 8 de enero por el Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán contra dos bases estadounidenses en Irak, entre ellas, el aeródromo estratégico Ain Al-Asad.

Bill Urban, portavoz del Comando Central estadounidense, detalló que ocho de los heridos habían recibido tratamiento médico en las instalaciones norteamericanas en Alemania y que otros tres fueron enviados a Kuwait.

Un informe publicado ayer sábado por el diario kuwaití Al-Qabas, no obstante, puso en entredicho la información ofrecida por el Ejército de EE.UU., reportando que al menos 16 soldados habían sido transferidos a Kuwait tras el ataque con misiles persas.

El periódico, con sede en la ciudad de Kuwait (la capital), explicó que las fuerzas heridas, varias de las cuales habían sufrido quemaduras graves, se encontraban en un hospital en el campamento estadounidense Arifjan en la base aérea Ahmed al-Yaber, “bajo estrictas medidas de seguridad”.

El informe, que cita a fuentes conocedoras del asunto, agregó que varios otros soldados estadounidenses habían recibido asistencia médica en Irak después de que heridas leves en el ataque iraní, que se realizó en respuesta al brutal asesinato de comandante de la Fuerza Quds de CGRI, el teniente general Soleimani, por Washington.

Estas informaciones contradicen las previas declaraciones del presidente de EE.UU., Donald Trump, quien dijo que el ataque iraní no causó ninguna víctima entre el personal estadounidense presente en dicha base y que los daños materiales a las instalaciones “eran mínimos”.

Tras el ataque, el CGRI reportó al menos 80 militares muertos y decenas de heridos entre las filas estadounidense, aunque anunció que el principal objetivo de esta operación era destruir la maquinaria bélica, la comandancia del enemigo y sus equipamientos.

El líder iraní, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, a su vez, describió el ataque como una “bofetada” y no la venganza por el acto criminal que perpetró Washington contra uno de los altos mandos militares del país persa.

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