EE.UU. registró récord de más de 59 mil muertes por drogas en 2016
La crisis de adicción a los opinoides que afecta actualmente a Estados Unidos dejó más de 59 mil muertes en 2016, el mayor salto anual jamás registrado en el país, según difundió The New York Times.
Datos preliminares compilados por el diario indican que los decesos aumentaron un 19 por ciento en comparación con los 52 mil 404 reportados en 2015, y apuntan a que el problema continuará empeorando en 2017.
El recuento de decesos es la última consecuencia de una escalada en esa crisis de salud pública de la adicción a los opioides, ahora más letal por una afluencia del fentanilo producido ilícitamente y medicamentos similares, advirtió el periódico.
De acuerdo con la publicación, las sobredosis de drogas son ahora la principal causa de muerte entre los estadounidenses menores de 50 años.
Los fallecimientos por consumo de estas sustancias tardan mucho en certificarse, y por ello los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) no podrán calcular los números finales del año pasado hasta diciembre próximo.
Para obtener sus resultados el Times recopiló estimaciones de cientos de departamentos de salud estatales, doctores de condados y examinadores médicos.
Tales compilaciones corresponden a datos de estados y condados que representaron el 76 por ciento de las muertes por sobredosis en 2015.
Las cifras iniciales señalaron un gran aumento de decesos por consumo de opioides en territorios a lo largo de la costa este, particularmente Maryland, Florida, Pennsylvania y Maine.
En Ohio, que la semana pasada presentó una demanda contra cinco compañías farmacéuticas acusadas de fomentar la epidemia de opiáceos, el diario estimó que los fallecimientos aumentaron en más del 25 por ciento.
Los primeros datos de 2017 sugieren que las muertes por sobredosis de drogas seguirán aumentando este año y, según el doctor Tom Frieden, exdirector de los CDC, es el único aspecto de la salud estadounidense que empeora significativamente.
Se calcula que más de dos millones de norteamericanos dependen de los opiáceos y el año pasado unos 95 millones tomaron analgésicos recetados, una cifra superior a los que consumieron tabaco.