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Cuba y EE.UU. acuerdan acciones en sector migratorio

Cuba y Estados Unidos acordaron celebrar encuentros técnicos sobre fraude migratorio y la labor de los servicios encargados de proteger sus costas.

En una nueva edición de las conversaciones migratorias entre ambos países, coincidieron en la sede del Departamento de Estado en los positivos resultados de la reunión bilateral de marzo pasado en La Habana acerca del fraude migratorio, la cual reeditarán el próximo año aquí.

Asimismo, mostraron satisfacción por la videoconferencia realizada en abril entre las Tropas Guardafronteras de la isla y el Servicio estadounidense de Guardacostas, para abordar un nuevo procedimiento de comunicaciones, lo que confirmó un encuentro técnico de los dos órganos en diciembre en la capital cubana.

La ronda de pláticas especializadas, que sigue a la celebrada a principios de 2015 en La Habana, permitió evaluar los Acuerdos Migratorios de 1994 y 1995 para favorecer un flujo seguro, ordenado y legal de personas.

Asimismo, posibilitó el intercambio de criterios en materia de emisión de visas para emigrantes y visitas temporales, el combate a la emigración ilegal y el tráfico humano y el fraude de documentos.

Las conversaciones transcurrieron en un clima respetuoso y profesional; sin embargo, ratificaron las diferencias entre las dos naciones, que en julio último restablecieron relaciones diplomáticas y reabrieron embajadas.

Según una nota de prensa de la Cancillería cubana, su delegación insistió en el estímulo para el movimiento ilícito de seres humanos que representa la politización del tema por Washington.

En ese sentido, señaló su profunda preocupación por la vigencia de la Ley de Ajuste Cubano y en particular, por la aplicación de la llamada política de "pies secos-pies mojados", la cual confiere a los cubanos un tratamiento diferenciado y único en el mundo, al admitirlos de forma inmediata y automática, sin importar las vías y medios que utilizan, incluso si llegan de manera irregular a su territorio.

Ratificó su rechazo al "Programa de Parole para Profesionales Médicos Cubanos", establecido en 2006 por la administración del presidente George W. Bush, para alentar a personal de salud a abandonar sus misiones en terceros países y emigrar a los Estados Unidos.

Se trata de una práctica censurable dirigida a dañar los programas de cooperación y a privar de recursos humanos vitales a Cuba y a muchas naciones que los necesitan, denunció.

Pese al nuevo escenario bilateral, la delegación norteamericana descartó aquí cambios en la política migratoria hacia la isla.

A partir de una propuesta de la mayor de las Antillas, las partes pudieran volver a reunirse en el primer semestre de 2016 en La Habana.

La delegación cubana estuvo encabezada por la directora general de Estados Unidos de la Cancillería, Josefina Vidal, mientras por la anfitriona lo hizo el subsecretario adjunto para los Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, Edward Alex Lee.

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