Crisis económica: Punto de quiebre de un modelo insostenible heredado
Las malas decisiones y errores cometidos de los presidentes que han gobernado al país, son parte de los factores que han influido en la crisis actual por la que atraviesa Venezuela
La coyuntura económica que afecta el bolsillo de los venezolanos, principalmente de los menos estables económicamente hablando, no es casual, es el resultado de una serie de factores que se acumularon históricamente y condenaron al país a una severa crisis estructural que se agravó en estos últimos tres años.
Para comprender la situación actual es necesario remontarse en la época donde podría aproximarse a determinar el punto de espacio y tiempo cuando comenzó a gestarse el engendro que nos afecta hoy en día, denominado crisis económica.
Esto inicia con la llegada de Cristóbal Colón a Venezuela acompañado de su tripulación, cuando intereses foráneos ejecutaron un saqueo e invasión contra la nación y sus habitantes; despojando a nuestros antepasados indígenas no solo de su cultura, tradiciones, costumbres, idioma y creencias sino también de su tierra y riquezas.
Con la colonización y esclavitud los recursos naturales de esta tierra, nunca fueron nuestros. Nuestros suelos y gente fueron explotados para el beneficio de los países de Europa principalmente, y simultáneamente para enriquecer y empoderar al imperio norteamericano.
Luego de las luchas independentistas, finalmente en el año 1810 Venezuela declara su independencia, pero solo a nivel político y social, porque no hubo ningún cambio en la estructura económica del país, que se encontraba atada y continuó siendo dependiente de las expectativas y necesidades del mercado capitalista mundial.
El siglo XVIII (1700)
Desde la colonia se impuso en el país un modelo dependiente fundamentalmente de las actividades agropecuarias en las que destaca la producción y exportación de cacao, café, tabaco, caña de azúcar, entre otros productos exóticos tropicales, “lo que de alguna manera nos liga al mercado capitalista mundial que ya estaba en desarrollo”.
“Esa inserción de esa Venezuela agraria va a estructurar una relación económica dependiente que nos ata al mercado capitalista internacional”, explica el historiador y profesor Omar Galindez. “Esos rasgos fundamentales van a estar caracterizados por una relación económica metrópoli-colonia en la cual el modelo agro-exportador venezolano se basa en relación a la explotación esclavista y en una producción de acuerdo a las expectativas del mercado mundial que nos genera una relación de subordinación”, agrega.
Siglo XIX (1800)
Venezuela no rompe con el modelo económico y continúa el lineamiento de contribuir a una acumulación de capital internacional. Pese a todos los logros alcanzados con la Declaración de Independencia, seguimos en el mismo modelo y no hay cambio sustancial hasta entrando el siglo XX.
Siglo XX (1900)
El modelo exportador se mantiene hasta inicio del siglo XX cuando el petróleo se convierte en el nuevo elemento fundamental de exportación. El modelo de desarrollo capitalista en el país fue tardío y generó una extroversión económica, es decir, la producción se mantuvo orientada hacia la economía exterior.
“Nos ligamos al mercado capitalista mundial para proveerlo de petróleo”, sigue ausente la prioridad de satisfacer las necesidades internas y consolidar una economía soberana y autosustentable. “Este proceso termina convirtiendo a Venezuela en mercado cautivo del gran capital monopolista”, asegura Galindez.
Entonces, cuando se asoma la instauración de un modelo industrial en el país, “este no impacta, no genera riqueza hacia todos los sectores sociales, sino que va a ser un pequeño grupo -fundamentalmente los exportadores, los industriales, el sector comercial y el sector financiero-, los sectores que van a recibir la acumulación de capital”; y, paralelamente, se generan estrangulamientos externos del proceso industrial debido a la falta de competitividad, lo que conlleva a la implementación de una economía industrial de carácter neocolonial o neocapitalista, que aún pervive.
Se produce una escasez de divisas debido a que la gran dependencia de insumos provenientes del exterior hace que haya una progresiva necesidad de insumos importados. “No hay capacidad de exportación, de manera que eso lo estamos heredando y hasta la actualidad es uno de lo elementos -que hay que subrayar- del cual adolece la industria venezolana que, resulta bastante difícil subrayar, es propiamente venezolana, porque tiene un carácter dependiente desde el punto de vista tecnológico y desde el punto de vista del capital extranjero”.
Esa deformación estructural que se había subsanado en la nación se evidencia en la fuga de divisas que fue agravándose progresivamente a finales de los 80′. “El modelo petrolero venezolano manifestó el primer gran síntoma que afectó la estructura económica y el modelo que se había montado desde la década de los 50’”, factor que conllevó a la crisis cambiaria (viernes negro) que inestabilizó de por vida prácticamente la moneda venezolana.
Todo esto concluye que la falta de estrategia, planificación, administración y -sobre todo- la ausencia de medidas nacionalistas y plenamente soberanas durante los gobiernos que antecedieron y de la IV República originó la vulnerabilidad de la economía venezolana dejando a la misma al borde del colapso.
Punto crítico – Siglo XXI (2000)
El punto crítico de la situación económica actual que ha arropado a Venezuela no es un problema circunstancial, es el resultado de una serie de factores y acontecimientos que por siglos -pudiese decirse que desde hace 524 años- ha sido implantado como un modelo económico que ha servido principalmente para beneficiar intereses y poderes foráneos.
Esta acumulación de elementos en detrimento del desarrollo y potenciación de la economía venezolana, estalló producto de la caída abrupta de los precios del petróleo, debido al rentismo petrolero que está arraigado en el país, sumándose a la innegable guerra económica inspirada políticamente para atacar e intentar acabar con un Gobierno cuyo proyecto tiene como fin erradicar el modelo capitalista insostenible e implantar un modelo soberano y plenamente independiente; junto a la falta de una base técnica y científica, un modelo industrial independiente que surja con materia prima propia, un modelo productivo autosustentable, y otros factores.
Para concluir, es preciso mencionar que debido a que los poderes financieros internacionales han estado acostumbrados a basar e incrementar sus riquezas a través de la explotación de naciones emergentes, indiscutiblemente la posibilidad de una insurrección económica representa una amenaza para sus intereses, por lo que son evidentes los intentos de socavar cualquier pretensión soberana para proteger a costa de todo su acumulación de capitales.
En consecuencia, es necesaria la implementación de una base de desarrollo endógeno que tenga como objetivo apuntalar la industria manufacturera nacional y profundizar la soberanía económica. Aparte, “crear una industria que genere lo que llamamos economía de escala para que haya encadenamientos productivos y podamos terminar siendo una economía autónoma, autosostenida de acuerdo a las necesidades de la población venezolana”, propone el profesor Omar Galíndez.
Por ende, es importante tener en cuenta que la renovación económica tiene que ser muy bien planificada, no basada en el recurso fácil de la generación de excedentes provenientes del exterior y así acabar definitivamente con esa “economía de prosperidad ficticia”.
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"La historia de América Latina es la historia del despojo de los recursos naturales". Eduardo Galeano