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Cobran hasta 100 dólares en hospitales ecuatorianos por ayudar a encontrar cadáveres
En los hospitales de la ciudad ecuatoriana de Guayaquil, hay gestores que cobran hasta 100 dólares por ayudar a localizar cadáveres a cientos de familias desesperadas.
Si hay que pagar algo, lo que sea, lo paga. Carla Cobos está consciente de que dar dinero a cambio de información sobre el cadáver de su madre, Cleotilde Montero, es una atrocidad. Una tortura, repite, pero hasta ayer eran 10 días de frustración y de supuestas irregularidades que ha padecido en el sistema de salud desde que su mamá se contagió y murió de coronavirus.
El cuerpo de Cleotilde está extraviado desde el 27 de marzo. Ahí empezó su calvario. Le dijeron que los restos serían trasladados a la Policía Judicial o al hospital del Guasmo Sur, en Guayaquil.
Justo dentro de esa casa de salud, como lo han denunciado otros deudos a medios locales ecuatorianos, se cobraría dinero para dar información de los muertos que se apilan en la morgue del lugar, se queja la joven, de 27 años.
Al hermano de Carla, quien ha implorado para que le devuelvan a su mamá, le dijeron que hay personas que reciben plata para dar algún dato, alguna pista de los cuerpos. Los llamados ‘gestores’ pedirían de 10 hasta 100 dólares, aseguran algunos deudos que se comunicaron con este Diario.
Desde el 2 de abril cuando falleció su tío, Mariela (nombre protegido) ha visto cómo un centenar de personas duermen junto a ataúdes vacíos afuera del hospital del Guasmo, a la espera de que alguien les dé una esperanza sobre el paradero de sus parientes fallecidos.
“Además de hacer los trámites de cuando se muere una persona, en Admisión los ponen en una lista. Cuando usted llega al siguiente día, resulta que el fallecido no aparece en ninguna lista. Hay otra que la hacen afuera (cerca de donde están los guardias) otras personas que están en una cabinita, la hacen los ‘gestores’. Es una lista basada en la corrupción. (…) Están haciendo negociado con los cadáveres”, reniega esta doctora.
Tanto ella como su hermana llegan a diario a la casa de salud, desde las 06:30 y se van a las 22:00, esperando noticias sobre su pariente. Van en su vehículo, con el cofre atado al techo como una insignia dolorosa de que no han tenido éxito. Admite que, por desesperación, canceló 40 dólares a uno de estos ‘gestores’ que le prometió “gestionarle más rápido” la información sobre su pariente. Eran las 19:23 del pasado domingo cuando le dijeron a su hermana que podría ingresar a la morgue a buscar entre los cadáveres en descomposición a su tío. Dentro, su ñaña habría pagado otros 15 dólares. No lo encontró.
A Carla le parece el colmo, pero sabe que el choque de sentimientos dolorosos que devienen de la muerte y de la desesperación por no recuperar los cadáveres puede llevar a los deudos a desembolsar ‘lo que sea’ para terminar con ese calvario.
Michael Murillo Álvarez repite la palabra ‘calvario’ para contar lo que han padecido en la búsqueda del cadáver de su hermano.
Fue su sobrino el que canceló 10 dólares “a uno que estaba en la puerta y no era una guardia”, para obtener información sobre su padre, cuando aún creían que estaba con vida dentro de esta casa de salud.
Su hermano Juan José fue ingresado al hospital del Guasmo Sur el 24 de marzo. Michael recuerda que solo les pidieron sus datos porque les aseguraron que los llamarían para darles a conocer su estado de salud. Pasaron cinco días sin tener información de él y fue ahí cuando la angustia se apoderó de su sobrino y le pagó a esa persona para que averiguara cómo estaba.
Billy Navarrete, secretario ejecutivo del Comité Permanente de Defensa de Derechos Humanos de Guayaquil (CDH), confirma que hay deudos que le pagan a personal de la entidad para que busque los restos de sus parientes. Ellos receptaron una denuncia de la desaparición de un cadáver, pero después les informaron que “les pagaron a unos camilleros para que se metieran al contenedor a buscarlo y por la tarde lo llevaron a Parque de La Paz”.
“El CDH recibió denuncias de familiares de personas presuntamente fallecidas en el hospital del Guasmo Sur que, luego de pasar varios días, aún no han recibido el cuerpo de su pariente e incluso han tenido que pagar para recuperarlos”, insiste.
Detalla que esta casa de salud, especializada en enfermedades respiratorias, luego del cierre del hospital Neumológico Alfredo Valenzuela, evidencia el caos del sistema de salud pública, la ausencia de protocolos para el manejo de cadáveres y “constituiría el delito de desaparición forzada de personas señalado en la Constitución del Ecuador en el artículo 66, numeral 3, relacionado a las garantías y a la integridad personal”.
Dice que la desaparición forzada, considerada un crimen de lesa humanidad, es desconocer el paradero de una persona que se encontraba en custodia de agentes del Estado. En este caso, los familiares entregaron su pariente a personal de salud del hospital público y la institución no se lo ha devuelto. “Es la más grave práctica extendida de tortura padecida traumáticamente por la familia al extenderse el dolor de la pérdida”, explica.