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Cascos azules son investigados por reventa de alimentos en Líbano

Tanto la Fuerza Interina de la ONU para el Líbano (Unifil) como el Ministerio de Economía libanés investigan el fraude que ha reportado más de cuatro millones de euros de ganancia

En la sede de la Fuerza Interina de la Organización de las Naciones Unidas para el Líbano (Unifil) se lleva a cabo una investigación interna por un supuesto fraude a causa de la reventa de raciones de comida destinadas para el uso exclusivo de las tropas.

El Ministerio de Economía libanés, que inició una investigación para esclarecer la situación, fue informado por los ciudadanos que encontraron los productos en las estanterías de los supermecados de ese país.

Tanto Andrea Tenenti, portavoz de Unifil, como Alia Abbas, directora general del Ministerio de Economía, confirmaron el desarrollo de las investigaciones pero no aportaron mayores detalles.

“Unifil ha tomado las medidas apropiadas, que son internas a la misión y ello en estrecha coordinación con el Cuartel General de la ONU”, declaró mediante correo electrónico Tenenti.

De 2006 a 2015, la empresa italiana Es-Ko ha logrado contratos multimillonarios que la habilitan para hacerse cargo de la compra y distribución de alimentos para abastecer a las tropas de Unifil.

Para operar en el Líbano esta empresa subcontrató a una empresa local que gestiona al personal que trabaja en la red de transporte de alimentos, que va desde el almacén central, situado en la localidad de Kasmiyeh y dentro de la zona de operaciones, hasta los 21 puntos de distribución que abastecen a unos 10 mil soldados que operan la misión de paz en Líbano.

Un empleado subcontratado por Es-Ko fue implicado en el fraude y sostuvo que la red fraudulenta estuvo activa desde 2010 hasta 2015. Los testimonios de seis trabajadores internacionales y locales de Unifil confirmaron las declaraciones del empleado de Es-Ko, las cuales inculpan a soldados internacionales a cargo de la recepción de comida en cinco puntos, de los 21, de distribución bajo el mando de los batallones de Italia, Ghana, Nepal, Malasia e Indonesia.

De acuerdo a esos testimonios también se estima que la reventa ilegal deja una ganancia para los defraudadores de un mínimo de 13 mil euros por punto (14 mil 500 dólares), por lo que entre los cinco puntos descubiertos se calcula que los beneficios obtenidos en los últimos cinco años supera los 4 millones de euros (4,46 millones de dólares).

Esto representa el 5,7 por ciento del presupuesto anual, de 14 millones de euros (15,62 millones de dólares) destinados a alimentar a los uniformados de Unifil. Este es el cálculo de solo un período de cinco años y que los productos se vienen vendiendo desde hace décadas, según Munir G, vecino de Tiro, al sur del Líbano.

Los seis trabajadores que brindaron testimonio indicaron que este fraude se trata de un sistema enraizado, puesto que los soldados a cargo de la recepción de alimentos en cada punto de distribución son relevados cada cuatro o seis meses. Esta rotación implica a un mínimo de 50 cascos azules en el período de 2010 al 2015.

Informes confidenciales de la ONU filtrados por WikiLeaks denunciaron casos de fraude en años anteriores a este período en la misión. 

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