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Bufete Mossack Fonseca guardián de los turbios secretos en los paraísos fiscales

"Juntos hemos creado un monstruo". El socio fundador de Mossack Fonseca, el panameño Ramón Fonseca, hablaba así de su firma legal, constituida en 1986 tras la fusión de su pequeño bufete con otro también modesto, el encabezado por el alemán Jürgen Mossack. Entre los dos y a lo largo de los últimos 30 años, dieron forma a uno de los cinco mayores registradores de sociedades ‘offshore’ del mundo.

Los 11,5 millones de documentos internos de Mossack Fonseca representan la mayor filtración de la historia del periodismo. Obtenidos por el diario alemán Süddeutsche Zeitung y compartidos por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) con un centenar de medios de 77 países -El Confidencial y La Sexta en España-, la información revela la maquinaria registradora de sociedades ‘offshore’ del despacho panameño.

En el ojo del huracán

Ahora, la firma de abogados panameña está en el centro de todas las miradas… Y también sus clientes. Los ejemplos para conocer el enorme volúmen de actividad del negocio del despacho son numerosos. A continuación, tan sólo unas pocas muestras.

Documentos legales archivados en el juzgado estadounidense del distrito de Las Vegas señalan que el bufete de abogados panameño Mossack Fonseca había creado 123 compañías en Nevada que habían sido utilizadas por un íntimo amigo de un ex presidente argentino para apropiarse de millones de dólares de contratos gubernamentales. Una citación del juzgado señala que el despacho ocultó detalles sobre el dinero que circuló por dichas compañías de Nevada.

Ramón Fonseca
Ramón Fonseca

Preguntado por este hecho, Mossack Fonseca no quiso proporcionar esta información. Para una firma especializada en crear compañías offshore inexpugnables alrededor del planeta, la confidencialidad es una obligación.

La firma legal trató de bloquear la citación negando que las operaciones ejecutadas en Las Vegas, dirigidas por una compañía llamada M.F. Corporate Services (Nevada) Limited, fuesen parte del grupo Mossack Fonseca.

El cofundador de la firma panameña, Jürgen Mossack, testificó bajo juramento que “Mossack Fonseca no controla los asuntos internos de MF Nevada, ni las operaciones diarias de su negocio”.

Pero los Papeles de Panamáarchivos secretos obtenidos por el (ICIJ), el periódico alemán Süddeutsche Zeitung y otro centenar de medios, entre ellos El Confidencial y La Sexta en España, revelan nuevas dudas sobre su testimonio.

Los documentos internos de Mossack Fonseca -más de 11,5 millones de documentos que abarcan desde 1977 hasta diciembre de 2015- muestran que la sucursal de Nevada era propiedad de la firma panameña y que, en secreto, tomó precauciones para limpiar registros potencialmente conflictivos de teléfonos y ordenadores para ocultar detalles a la Justicia estadounidense.

En un correo electrónico de 2014, por ejemplo, hay instrucciones de que cualquier enlace entre el sistema informático central de Mossack Fonseca en Panamá y su oficina de Nevada “debe ser ocultado a los investigadores”. Otros correos electónicos señalan que los informáticos de la firma, trabajando de forma remota desde Panamá, “intentaron limpiar los registros del ordenador de la oficina de Nevada” y trataron de ejecutar “una sesión remota de los ordenadores de la oficina de Nevada” para “eliminar el rastro de cualquier acceso al sistema informático de la compañía”.

Los documentos muestran que un empleado de la firma viajó de Panamá a Las Vegas para llevarse los documentos fuera del país. “Cuando Andrés vino a Nevada eliminó todo y trajo de vuelta los documentos a Panamá”, confirma un correo electrónico del 24 de septiembre de 2014.

En declaraciones al ICIJ, Mossack Fonseca negó “categóricamente” haber escondido o destruido documentos que podrían haber sido utilizados en una investigación.

Un negocio viento en popa

Los más de 11 millones de documentos obtenidos por el ICIJ –correos electrónicos, cuentas bancarias y registros de clientes– muestran las tripas de Mossack Fonseca durante los últimos 40 años, desde diciembre de 1977 a diciembre de 2015. Estos documentos revelan conglomerados de personas y empresas relacionados con más de 200 países y territorios.

Los documentos muestran evidencias de delito y de actos inmorales de los clientes y proporcionan indicios de una firma legal dispuesta a actuar como guardián de secretos de sus clientes, a pesar de que algunos de ellos sean miembros de la mafia, traficantes de drogas, políticos corruptos y evasores fiscales. Los registros muestran que el negocio les ha ido bien.

A día de hoy, Mossack Fonseca está considerada como una de las cinco mayoristas del negocio ‘offshore’. Cuenta con más de 500 empleados y colaboradores en más de cuarenta oficinas alrededor del mundo, incluyendo tres en Suiza y ocho en China. En 2013, registró una facturación de más de 42 millones de dólares.

Cuestionado por las averiguaciones del ICIJ, Mossack Fonseca respondió que “durante 40 años la firma ha actuado sin ningún reproche. Nuestra compañía nunca ha sido acusada o condenada por ningún tipo de conexión criminal”.

Un portavoz de la firma, Carlos Sousa, señaló que Mossack Fonseca “simplemente ayuda a sus clientes a constituir compañías”.

Relaciones con Irán y Corea del Norte

A pesar de que Mossack Fonseca ha señalado públicamente que “conduce exhaustivas diligencias para verificar la legitimidad de cada uno de sus clientes y afirma que nunca trabajaría con políticos, criminales o cualquier otra persoana sospechosa, los registros secretos de la firma dibujan una escena muy diferente.

Un análisis realizado por el ICIJ encontró, por ejemplo, que Mossack Fonseca ha trabajado con al menos 33 compañías y personas registradas en la lista negra de las autoridades estadounidenses por tener vínculos con el terrorismo, el narcotráfico o por tener relación con los regímenes de Corea del Norte e Irán.

 
Fotogalería: las caras de los implicados en 'Los Papeles de Panamá'

Mossack Fonseca señaló que “nunca ha fomentado o realizado actos ilegales” y que “nunca ha permitido de forma consciente que se utilicen sus compañías” por personas relacionadas con gobiernos sancionados. En la mayoría de los casos, la responsabilidad de vetar a los clientes depende de los bancos, las firmas legales y otros intermediarios que ejercen de conexión entre la firma panameña o los propietarios de sus compañías pantalla, señalaron.

Los archivos muestran que Mossack Fonseca en ocasiones hizo cálculos financieros sobre clientes que eran grandes fuentes de sanciones, incluso después de que las autoridades señalasen que era clientes indeseados. En otras ocasiones, los vagos procedimientos de Mossack Fonseca permitieron que individuos sospechosos y cuestionables para colarse como clientes sin que la firma supiese con quién estaba tratando.

Rafael Caro Quintero, el más buscado

En un episodio que involucró a Rafael Caro Quintero, el que una vez fue la cabeza visible del cartel de drogas de México, la reacción de la firma fue más visceral: miedo.

Las autoridades arrestaron a Caro Quintero en Costa Rica en 1985 por la tortura o asesinato del agente antidrogas estadounidense Enrique ‘Kiki’ Camarena. Fue extraditado a México y sentenciado a 40 años de prisión en 1989. El Gobierno mexicano confiscó su riqueza -incluyendo una propiedad que pertenecía a una compañía ‘offshore’ creada por Mossack Fonseca- y la entregó al Gobierno de Costa Rica, que entonces la transfirió al Comité Olímpico Nacional de Costa Rica.

Los registros muestran que en marzo de 2005, dicho comité contactó a Mossack Fonseca para que les ayudase a conocer al titular de la propiedad.

Un abogado que trabajaba para Mossack Fonseca que atendió a la delegación costarricense señaló que los accionistas tenían que decidir. Un documento en los archivos de Caro Quintero titulado “Detalles del caso – accionistas” contenía sólo una cita “No hay datos”. Pero el abogado escribió en un correo electrónico interno que “parece que el propietario real de la hacienda, y por ende de la compañía, era el narcotraficante Rafael Caro Quintero”.

Mossack, uno de los tres directores de la compañía, no estaba interesado en sacar el lado malo de Caro Quintero.

Comparado con Quintero incluso Pablo Escobar era un bebé” escribió Mossack en un intercambio de correos, que tuvo como resultado que Mossack Fonseca renunciase a la representación de la compañía de Caro Quintero. “No quiero estar entre esos a los que Quintero visite cuando salga de la cárcel”.

En 2013, Caro Quintero fue puesto en libertad e inmediatamente desapareció. Continúa en la lista de criminales más buscados por Interpol.

Los orígenes de Fonseca y Mossack

Nacido en Panamá en 1952, Fonseca estudió derecho y ciencia política en la universidad de Panamá y en la London School of Economics. De joven, afirmó una vez, que esperaba salvar el mundo, primero deseando ordenarse sacerdote y más tarde trabajando para las Naciones Unidas en Ginebra. En una entrevista en 2008 señaló que “no salvó nada, ni pudo cambiar nada”. “Decidí entondes, más maduro, dedicarme a mi profesión, casarme, tener una familia. Cuando uno se hace mayor, se vuelve más materialista”.

Por su parte, Mossack nació en Alemania en 1948. A principios de la década de 1960, se mudó junto a su familia a Panamá, de acuerdo a su suegro. El padre de Mossack fue miembro de las SS, la notoria ala armada del partido Nazi durante la Segunda Guerra Mundial, según los archivos del Servicio de Inteligencia estadounidense, consultados por el ICIJ. Tras la Guerra su padre ofreció sus servicios a Estados Unidos como informante. Un oficial de inteligencia calificó su oferta de “intento astuto para evitar una situación comprometida”.

A pesar de ello, los archivos de inteligencia señalan que el padre de Mossack finalmente acabó en Panamá, donde se ofreció para espiar la actividad del Partido Comunista, en esta ocasión para la CIA. Después de conseguir un grado en Derecho en Panamá en 1973, el hijo trabajó como abogado en Londres antes de regresar a Panamá y fundar el despacho que más tarde acabaría integrado en Mossack Fonseca & Co.

A pesar de la notoriedad de algunos de sus clientes, Mossack Fonseca ha mantenido un perfil muy bajo. En un artículo sobre intermediarios de sociedades ‘offshore’, ‘The Economist’ calificó a la firma legal de “reservada”. Ese mismo año, en julio de 2012 y de acuerdo a ‘Los Papeles de Panamá’, Mossack Fonseca contrató a Mercatrade SA, una compañía que proporciona “servicios de reputación online”.

En el contrato firmado por ambos, se comprometen a limpiar la imagen de Mossack Fonseca eliminando cualquier registro negativo en internet que contenga cualquiera de estas palabras clave en inglés o en español: “Lavado de dinero, lavado de activos, evasión fiscal, fraude fiscal, delito, tráfico de armas, money laundering, tax evasion, tax fraud, dirty money, scandal, escándalo".

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