Acuerdo con FMI supone un golpe de Estado
La existencia de un nuevo gobierno, producto de un golpe de Estado, es la premisa que subyace en la conversación entre el empresario Lorenzo Mendoza y el economista Ricardo Hausmann, revelada la noche del miércoles en el programa de televisión Con El Mazo Dando, que conduce el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello.
En el audio, correspondiente a una llamada telefónica, el jefe de Empresas Polar y el exministro del paquete neoliberal del expresidente Carlos Andrés Pérez, se refieren, como si fuera un hecho cumplido, a la negociación de un plan de ajustes macroeconómicos entre el Fondo Monetario Internacional y las autoridades de Venezuela en materia económica.
Eso no sería posible con un gobierno como el del presidente Nicolás Maduro, que ha dejado muy claro que no recurrirá a las “recetas” del FMI para manejar los efectos de la prolongada caída del precio del petróleo.
Y mucho menos usaría a Hausmann, un reconocido antirrevolucionario, para diseñar y negociar la propuesta de ajustes con el organismo multilateral.
Eso sólo ocurriría con otra jefatura de Estado y un cambio de ese tipo en el corto plazo que se plantea en el diálogo, únicamente se registraría producto de una intervención inconstitucional como un golpe de Estado.
En el cuarto comentario de Hausmann se confirma la tesis del golpe o de la intervención internacional, cuando relata su encuentro con el director del FMI para el hemisferio occidental, el mexicano Alejandro Garner, y dice que le planteó como hacer que recibiera una llamada del presidente estadounidense, Barack Obama, o del mandatario francés, Francois Hollande, como parte de las coordinaciones para las actuaciones de las grandes potencias.
Por otro lado el monto propuesto, que podría superar los 60 mil millones de dólares (incluido un potencial aporte de la CAF), es significativo ya que equivale a más de 10% del Producto Interno Bruto de 2014, y al triple de las reservas internacionales.
Una primera conclusión es que la profundidad de los ajustes sería tal que se requiere cubrir unos costos inmensos.
Según la clásica receta neoliberal, entre esos ajustes estarían una reforma laboral regresiva, que contemplaría la flexibilización y el abaratamiento de los despidos, el aumento de la jornada laboral y la eliminación de licencias y asuetos. Esto implicaría la necesidad de cancelar indemnizaciones lo que demandaría importantes recursos financieros.
Asimismo sería ineludible una liberación del tipo de cambio y en consecuencia una macrodevaluación que sólo podría ser contenida “quemando” divisas según los “requerimientos” del mercado. Para ello también se necesitarán sumas gigantescas de dinero.
Aparejado a esto sería necesario liberar los precios, incluyendo el costo del dinero, es decir, la tasa de interés. Y además se eliminarían las regulaciones y subsidios de alimentos y bienes básicos, incluidos los combustibles.
Ese proceso exige recursos para ofrecer subsidios directos a sectores vulnerables de la población por un corto período de tiempo.
En contrapartida, y para poder devolver esos recursos, la nación deberá reprivatizar las empresas que fueron nacionalizadas o puestas bajo operación de los trabajadores o de productores como los campesinos, en el caso de la tierra.
Eso incluye las empresas de servicios básicos, y una parte del sector de salud y educación. Y obviamente la estatal de energía Pdvsa y sus actividades relacionadas.
En todo caso la frase inicial de Hausmann no deja ninguna duda: “yo estoy en guerra”.
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Un plan de ajuste de $60 mil millones
Esta es la transcripción de la conversación entre Lorenzo Mendoza y Ricardo Hausmann
—Lorenzo Mendoza: Aló, que pasó Ricardo que estás arrecho conmigo que no te tengo en tus afectos.
—Ricardo Haussmann: pana por favor, yo estoy en la guerra mi pana. Sabes que yo lo quiero mucho.
—Lorenzo Mendoza: no joda chico.
—Ricardo Haussmann: Mira, mira, bueno entonces vamos al grano mira.
—Lorenzo Mendoza: Tranquilo, ahora podemos hablar tranquilo.
—Ricardo Haussmann: perfecto ok. Bueno entonces mira, el asunto es muy sencillo. Eh, bueno yo sigo o sea preocupado en mil vainas, pero coño con mi corazoncito puesto en Venezuela. Tenemos aquí un buen grupo de estudiantes venezolanos estudiando también y bueno se integró Rodrigo después de, tú sabes, una historia bastante rocambolesca y le está yendo muy bien está muy integrado ya, todo eso va muy bien.
Yo en mi centro tengo en este momento eh, a cuatro venezolanos y de los que se graduaron ya de aquí Miguel Santos eh, Elías Barrios eh, Ramón José, José Ramón Morales y Alfredo Guerra que trabajaba con Guchi.
—Lorenzo Mendoza: ujum.
—Ricardo Haussmann: y bueno, estuvimos aquí, si entonces seguimos aquí eh, los tengo hiper ocupados en mil vainas. He estado en conversaciones con el Fondo Monetario Internacional. El vicepresidente para el hemisferio occidental es un amigo mío de hace ventipico de años que conozco todavía y tenemos muy buena relación. Él anda muy preocupado por el tema de Venezuela porque cree que en algún momento les va a tocar meterse porque la situación va muy mal, no.
—Lorenzo Mendoza: ujum.
—Ricardo Haussmann: Entonces él ha, yo he tenido muy buenas conversaciones con él y con todo el fondo. Eh me fui para allá. Yo le dije mira, yo voy a ir, que me pidieron que vaya a ir a hablarte de Venezuela. Yo voy a ir pero si tú quieres habla de Venezuela, pero a condición de que tengamos una reunión aquí en este comité para hablar a calzón quitao, qué coño haríamos para ver si tú, si tu recibes una llamada de Obama o de Hollande. Coño pana para nosotros es muy importante que ustedes se metan en Venezuela. Coño de qué estaríamos hablando, en qué contexto. Yo soy de la opinión de que eh, o sea no es posible pensar en una salida de Venezuela sin ayuda internacional sustancial.
—Lorenzo Mendoza: ujúm
—Ricardo Haussmann: la Venezuela necesita ayuda internacional sustancial y la forma como la comunidad internacional organiza la ayuda financiera internacional es a través del Fondo Monetario entonces, ahí debe ser entre 40 y 50 mil millones de dólares.
—Lorenzo Mendoza: así es, esa es la cifra.
—Ricardo Haussmann: entonces, tú te imaginarás aquí estamos hablando entonces, o sea esa cifra eh (…) porque eso no incluye digamos que de pronto le pase, le sacamos 6 mil u 11 mil millones de dólares al Banco Mundial, a la CAF, etc, además que yo ahí, bueno nos van a un (inaudible) de la deuda que vamos a hacer que, a esto lo llaman (inaudible) que es como decirte, nosotros no vamos a estar poniendo plata en Venezuela para que los acreedores de Venezuela cobren completo.
—Lorenzo Mendoza: ujum ok.
—Ricardo Haussmann: o sea nosotros ponemos plata en Venezuela para ayudar a Venezuela, pero los otros acreedores se joden también.
—Lorenzo Mendoza: claro, claro
—Haussmann: y por el otro lado, no hay ninguna otra concentración de know how y talento comparable a lo que tenemos ahorita.
—Lorenzo Mendoza: Ricardo, por eso cuando hablé contigo o sea a mí no me lo tienes que decir porque yo lo tengo clarísimo, y siempre lo digo y lo predigo que lo que tú tienes allá comenzando por ti, por cierto, no solamente domina sí que lo que estás diciendo es el ABC de lo que nos va a tocar y las únicas personas que están en capacidad para entender eso y para poder digamos procesarlo eres tú y tu grupo y algunos aliados que tú puedas tener cerca de dónde tú estás.
—Ricardo Haussmann: exacto, y yo las quiero movilizar para esto. O sea y porque yo tengo un proyecto con Colombia, tengo un proyecto con México, tengo un proyecto con Albania, tengo un proyecto con Perú, tengo un proyecto con esto y vainas, etc. Ahí yo consigo el financiamiento y estos tipos entonces le sacan las cartas en el fuego a Albania, a Colombia, a Perú, a México, etc.
—Lorenzo Mendoza: claro.
—Ricardo Haussmann: y es imperfecto. Entiendes, entonces yo creo que en este momento y creo que los plazos están más o menos bien. En este momento eh, nosotros estamos con el talento y la capacidad para hacer un plan de ajustes para Venezuela.
VÍCTOR HUGO MAJANO