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Documentos revelan que EE. UU. avaló falsos positivos del uribismo

Documentos desclasificados vinculan al Gobierno gringo con los asesinatos cometidos en Colombia

De acuerdo a documentos desclasificados en posesión de la Comisión de la Verdad de Colombia, el Gobierno de los Estados Unidos conocía sobre los falsos positivos que ejecutó el uribismo en la llamada “política de seguridad democrática”.

Estos documentos que superan los 15.000, de acuerdo a la información suministrada por la congresista colombiana Jennifer Pedraza, fueron estudiados por la Comisión de la Verdad que encontró elementos que demuestran como el Gobierno norteamericano promovió la doctrina militar de los falsos positivos.

“Los documentos muestran que, desde la vigencia del Plan Colombia, se intensificó el Body Counting, una práctica que consistía en que militares colombianos mostraran resultados mediante el número de personas dadas de baja, lo que promovió los falsos positivos”, denuncia la congresista.

“… sabían de la ejecución de falsos positivos y nunca denunciaron los asesinatos de jóvenes inocentes”, añade, y afirma que dentro de los documentos desclasificados se revela la conexión de funcionarios estadounidenses con paramilitares y narcos.

Soberanía vulnerada

Pedraza también indica que dentro de la información desclasifica se señala a la contratista estadounidense DynCorp que realizaba operaciones ilegales en territorio colombiano, llegando incluso a cometer delitos asociados al narcotráfico y la explotación sexual.

“Estados Unidos ha violado nuestra soberanía con intereses económicos y políticos en la guerra”, lamentó, al tiempo que subrayó que estos documentos evidencian la política injerencista que en América Latina ha desarrollado Estados Unidos.

“Las intervenciones imperialistas de EE. UU. en América Latina marcan nuestra historia, pero nuestro futuro puede ser distinto”, sostiene.

Falsos positivos en cifras

De acuerdo a los informes de la Jurisdicción Espacial para la Paz (JEP), al menos 6.402 civiles fueron asesinados entre el 2002 y el 2008 por las fuerzas militares colombianas, que los presentaban como “bajas de combate”.

Las informaciones sobre esta práctica, que se ejecutó con mayor énfasis en los periodos gobernados por Álvaro Uribe Vélez, estalló en 2008 debido a las denuncias de familiares de las víctimas, quienes revelaron que militares habían matado a civiles para presentarlos como guerrilleros caídos en combate.

De acuerdo a las investigaciones, el 78 % de estos crímenes fueron cometidos cuando Uribe lideraba el Ejecutivo colombiano y ejercía la Comandancia en Jefe de las Fuerzas Armadas de Colombia.

Crímenes atroces

En la primera audiencia del Tribunal de Paz realizada en abril de este año, un general del Ejército, otros nueve militares y un civil rindieron cuentas ante los familiares de las víctimas.

«Eran asesinatos que se cometían con seres humanos inocentes que no tenían ninguna vinculación con ningún grupo al margen de la ley», confesó el exsargento Sandro Mauricio Pérez Contreras, quien relató ante decenas de familiares de víctimas cómo había atraído a jóvenes de zonas urbanas del centro del país ofreciéndoles trabajos para entregarlos a militares que los mataron.

Otro testimonio fue realizado por el coronel Rincón Amado, quien dijo que el entramado de ejecuciones fue «el desenlace de la política de seguridad democrática que para el momento, y para 2007 y 2008, se estaba viviendo a nivel nacional».

“Fueron casos aislados”, es el argumento esgrimido por Uribe quien defiende la llamada política de seguridad democrática.

Al igual que el exmandatario colombiano, los generales que son señalados como posibles responsables también han manifestado que no dictaron órdenes en este sentido, acuñando la responsabilidad solo a los mandos medios y bajos, asegurando que “lo hacían por ignorancia”.

Entre llantos, el mayor Daladier Rivera Jácome pidió perdón ante las víctimas por su participación en los falsos positivos y reconoció haber «proporcionado armas que le plantábamos a las víctimas para simular combates».

«La mayoría de esas armas fueron de una caleta que yo encontré en el segundo semestre de 2006 para que se desarrollaran falsas operaciones y falsos positivos».

 

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