Los deslaves a causa de las fuertes lluvias que azotaron la pasada semana a la ciudad de Petrópolis, en el estado de Río de Janeiro, han dejado a la fecha un saldo de al menos 171 muertes y casi 200 heridos, mientras las búsquedas de desaparecidos continuaron este domingo entre grandes dificultades.
Además de los 171 fallecidos, según el último balance del Cuerpo de Bomberos, la Policía Civil tiene una lista provisional de 126 desaparecidos, aunque otros organismos manejan cifras inferiores.Hasta el momento las autoridades indicaron que han podido identificar 124 cuerpos, incluidos 28 niños.
Al menos 24 personas han sido rescatadas con vida de los escombros, así como más de 200 animales domésticos, según fuentes oficiales.
El alcalde de Petrópolis señaló que 856 personas han resultado damnificadas y fueron alojadas en refugios de emergencia.
Las lluvias han dejado desde el martes un rastro de destrucción a su paso, en la que ya es la peor tragedia climática en Petrópolis, superando los ocurridos en 1988 y 2011, cuando también perdieron la vida decenas de personas.
La tormenta más fuerte golpeó el 15 de febrero pasado, pero desde entonces la lluvia ha azotado la ciudad en varias ocasiones. Según el Instituto Nacional de Meteorología (Inmet), el pronóstico para este lunes es de chubascos durante todo el día.
Las operaciones de búsqueda y rescate se vieron entorpecidas el domingo ante la alarma de posibles deslizamientos de tierra en la zona. En los últimos seis días, Defensa Civil ha reportado 775 incidencias por corrimientos de tierra.
Ante esta situación, se activaron las sirenas de alerta ante la previsión de nuevas precipitaciones sobre la ciudad de Petrópolis y áreas cercanas en las próximas horas.
El domingo las autoridades municipales recomendaron a los 300.000 habitantes de Petrópolis no salir de sus casas, para facilitar la limpieza de las vías, convertidas en un auténtico lodazal y poder normalizar el tránsito.
El presidente brasileño Jair Bolsonaro describió el escenario de la destrucción de Pétrópolis a causa de los deslizamientos de tierras y lluvias como casi de guerra.
