Denuncian graves errores en caso de niña migrante muerta en EE.UU.
Un grupo de congresistas de EE.UU. denunciaron este martes "fallos sistémicos" al investigar la muerte de la niña migrante guatemalteca mientras estaba bajo custodia de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos.
"Hoy nos enteramos de algunos fallos sistémicos muy perturbadores relativos a cómo fue manejada la situación de la niña", dijo a la prensa el congresista demócrata Joaquin Castro, que dirigió la delegación que visitó el centro de detención de la patrulla fronteriza en Lordsburg, Nuevo México, donde estuvo detenida la niña.
La niña guatemalteca identificada como Jakelin Caal falleció el pasado 8 de diciembre en el hospital de El Paso, en Texas, después de haber sido detenida junto a su padre tras cruzar la frontera desde México en la noche del 6 de diciembre.
"El asunto comenzó cuando el servicio de vigilancia de fronteras de Estados Unidos (CBP por sus siglas en inglés) violó la ley al no notificar al Congreso en un plazo de 24 horas que Jakelin había muerto bajo su custodia", afirmó Castro.
La delegación denunció que el centro de detención de Lordsburg está sobrepoblado y que las condiciones de higiene son deplorables.
Los congresistas constataron además que cuando Jakelin Caal tuvo que ser atendida no había una cama para que descansara y tuvo que ser colocada encima de una mesa.
Castro indicó que durante el traslado de Jakelin Caal al hospital, un recorrido de 94 millas (151 kilómetros), no había nadie a abordo del vehículo que pudiera darle el auxilio médico que ella requería. En ese trayecto la menos presentó síntomas físicos graves.
La muerte de la niña migrante se produce en un momento en el que en Estados Unidos hay casi 15.000 menores extranjeros no acompañados a cargo del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS). Según las estadísticas, estos niños pasan en promedio 60 días en estos centros.
Desde la puesta en práctica por parte del Gobierno de Donald Trump de la política migratoria de tolerancia cero contra la inmigración, 2.300 migrantes menores de edad han sido separados de sus padres, lo que ha generado indignación en el país y en todo el mundo.