Aumenta reclamo por liberación del independentista puertorriqueño Oscar López Rivera
La celebración anual, que lleva cuatro décadas a partir de una sugerencia del antropólogo Ricardo Alegría (1921-2011), no estuvo ajena al reclamo insistente del pueblo por la excarcelación de López Rivera, de 72 años de edad, reseña Prensa Latina
La figura del prisionero político puertorriqueño Oscar López Rivera se multiplicó este domingo en las calles y plazas del Viejo San Juan, como parte del reclamo de su excarcelación durante las Fiestas de la Calle San Sebastián.
La celebración anual, que lleva cuatro décadas a partir de una sugerencia del antropólogo Ricardo Alegría (1921-2011), no estuvo ajena al reclamo insistente del pueblo por la excarcelación de López Rivera, de 72 años de edad, reseña Prensa Latina.
El prisionero político, que lleva 33 años encarcelado en Estados Unidos por su lucha por la independencia de Puerto Rico, fue centro de una comparsa encabezada por su hija Clarisa López y la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz Soto.
Decenas de personas se unieron al reclamo al presidente Barack Obama para que ponga fin mediante un indulto al cautiverio más largo en la historia de los prisioneros políticos puertorriqueños, en lo que diversos sectores consideran un ensañamiento de parte de las autoridades federales de Estados Unidos.
Ante el vetusto edificio de la Casa Alcaldía en el Viejo San Juan, cubierto por una gigantesca bandera puertorriqueña, y en la Plaza de Armas, que queda al frente, decenas de personas levantaban hologramas con la imagen de López Rivera, que además se multiplicaba en diversas arterias y en paredes de edificios.
Un gigantesco cabezudo, creación del artista Pedro Adorno, director del grupo teatral Agua, Sol y Sereno, con el rostro del prisionero político puertorriqueño se unió al recorrido por diversas calles de la viejo ciudad, donde se escucharon consignas en reclamo de su indulto por el presidente Obama.
Las Fiestas de la calle San Sebastián reúnen a cientos de miles de personas, incluidos turistas que llegan de diversos países, en una mezcla de religiosidad católica y carnaval pagano, que a la vez se convierte en una reafirmación de la cultura nacional puertorriqueña.
