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ELN considera acordar cese al fuego antes de septiembre

El ELN y el Gobierno colombiano iniciaron en febrero diálogos públicos y formales en la capital ecuatoriana, luego de casi cinco años de conversaciones reservadas

El Ejército de Liberación Nacional (ELN) considera acordar un cese del fuego temporal con el Gobierno de Colombia antes de septiembre, para cuando está prevista la visita del papa Francisco, aunque esto dependerá de los compromisos que alcancen las partes, manifestó el jefe insurgente Israel Ramírez Pineda, conocido como Pablo Beltrán.

Beltrán observó que, si bien existen tópicos de divergencia, la intención es "consensuarlos en la mesa", por lo que dos terceras partes de la tercera ronda de negociaciones, iniciada el 25 de julio, se ha dedicado a este tema.

Por su parte, el jefe de la delegación gubernamental Juan Camilo Restrepo, expresó que "con el ELN no se ha comenzado a hablar aún de aspectos técnicos de un eventual cese al fuego y mucho menos de plazos del mismo". 

Según Restrepo, la exigencia gubernamental para implementar un cese bilateral es que el ELN deje de ejecutar secuestros y atentados.

La principal preocupación del ELN gira en torno a que grupos remanentes de los paramilitares de extrema derecha, que asolaron Colombia en años anteriores estarían ocupando los territorios que abandonaron las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia- Ejercito de PAZ (FARC-EP) tras firmar la paz con el Gobierno.

"Eso es muy difícil, porque se están dando situaciones muy graves contra esas comunidades, y de ahí deviene el asesinato de líderes sociales, ambientales y de derechos humanos", dijo Beltrán sobre la amenaza del paramilitarismo.

El ELN ha planteado al Estado colombiano que se comprometa "a fondo para neutralizar esa matanza de líderes, porque para nosotros ya se configura un genocidio similar al que ocurrió con la Unión Patriótica (UP) hace 30 años", aseveró Beltrán.

La UP fue un partido creado por dirigentes de las FARC-EP y diversos grupos de izquierda, durante un fallido diálogo de paz con el Gobierno, que resultó diezmado por los asesinatos de sus miembros y candidatos en los años 80 y 90.

Cerca de 5.000 dirigentes políticos y simpatizantes de la UP fueron asesinados en el transcurso de 10 años por agentes del Estado en connivencia con la extrema derecha, por lo cual el propio Estado colombiano debió reconocer su culpa y pedir perdón en 2016.

Beltrán comentó que la principal exigencia del ELN al Estado es "ser categórico" en "cortar con los vínculos que tiene con el paramilitarismo".

El paramilitarismo colombiano "no es un asunto de manzanas podridas", sino que responde "a una doctrina que todavía ve al que protesta y al que piensa diferente como un enemigo interno y nosotros hemos dicho que hay que revisar el árbol, porque es el que está produciendo persecución política y de ahí nace la matanza a líderes políticos", dijo el jefe insurgente.

Beltrán reconoció que si bien existe voluntad del Gobierno "para que no haya tanta matanza de líderes", sin embargo, "no toma medidas". Pese a esta situación, el jefe negociador del ELN se mostró "optimista" en que las conversaciones avancen.

Las partes serán capaces "de destrabar las dificultades que tenemos y en ese tiempo corto que hay poder concretar un acuerdo de cese del fuego; yo creo que sí es posible", dijo.

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