La Constitución Bolivariana: Una adolescente que corre grave peligro
No es la primera vez que se monta una asechanza contra la Carta Magna de 1999. Cuando era a una bebita de dos años se perpetró contra ella un verdadero infanticidio constitucional
La joven y rozagante Carta Magna venezolana, fruto de los poderes creadores del pueblo, legitimada por cuatro referendos (el consultivo de abril de 1999; el aprobatorio de diciembre de ese mismo año; el de la reforma, en 2007; y el de la enmienda, en 2009) está, nuevamente, amenazada de muerte. La recién electa mayoría opositora de la Asamblea Nacional se cree con autoridad para liquidarla —como en abril de 2002— y volver a la de 1961.
La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV)acaba de cumplir 16 años. Es todavía una adolescente, pero está —nuevamente— amenazada de muerte. Que nadie se engañe.
Cuando nació, en 1999, tuvo el aval de millones de personas, pero los 112 diputados contrarrevolucionarios recién electos creen tener la autoridad política para anularla. Ya incluso algunos —los más bocones— han prometido que volveremos a la Constitución de 1961. Veremos.
No es la primera vez que se monta una asechanza contra la Carta Magna de 1999. Cuando era a una bebita de dos años se perpetró contra ella un verdadero infanticidio constitucional. De hecho, estuvo clínicamente muerta por unas horas, luego de que el ramplón emperador Carmona la asesinara mediante un decreto infame. Sin embargo, la chamita volvió del otro mundo, una vez más, sobre los hombros de un pueblo. Basta recordar al presidente Chávez, de retorno en Miraflores, blandiendo primero un crucifijo y luego el ejemplar en miniatura de su obra maestra.
LOS PODERES CREADORES DEL PUEBLO
El poeta Gustavo Pereira, constituyente y autor del preámbulo del texto fundamental, mencionó en su primera línea a los poderes creadores del pueblo, parafraseando el “Credo” de Aquiles Nazoa. Y no fue una mera licencia literaria, pues el proceso constituyente de 1999 fue una expresión de esa capacidad colectiva de convertir en realidad los sueños.
La Constituyente, como fórmula para refundar la República, fue la promesa básica de Chávez en su campaña de 1998. En ese sentido, puede decirse que tiene un récord: es la promesa más rápidamente cumplida por presidente alguno en nuestra historia. Chávez solo tenía unos minutos en ejercicio de la presidencia cuando emitió el decreto para convocar al pueblo a decir si quería un proceso constituyente.
Pese a las objeciones leguleyescas, esto se concretó de manera ejemplarmente democrática. En abril de 1999 se hizo el referendo consultivo y la mayoría respaldó la iniciativa. En julio se eligió a los constituyentes y en diciembre se sometió el proyecto a una nueva consulta popular.
Y PARIRÁS CON DOLOR
Ese 15 de diciembre fue un día de alumbramiento nacional. El pueblo se volcó a darle el visto bueno al proyecto, un hecho inédito en nuestra agitada historia constitucional. Pero el parto fue doloroso, por razones ajenas a la nueva Carta Magna, pues la más terrible de las tragedias se abatió sobre el estado Vargas y algunas localidades de Miranda. Deslaves y desbordamientos causaron la muerte de miles de compatriotas y enormes pérdidas materiales. Semejante contexto impidió que la gente celebrara del modo que la ocasión merecía.
LAS PRIMERAS VACUNAS
La bebita, a pesar de todo, dio sus primeros pasos en 2000 y el padre (Hugo Chávez, ¿quién puede dudarlo?) decidió que lo más responsable era vacunarla contra males que rondaban en el ambiente. La vacuna principal adoptó la forma de una completa relegitimación de poderes, mediante lo que se llamó las “megaelecciones”.
A pesar de ciertas dificultades técnicas, ese proceso se realizó en julio de 2000 y de él emergieron un Chávez ampliamente ratificado, la novísima Asamblea Nacional unicameral, los gobernadores de estados y los integrantes de los consejos legislativos. Antes de cumplir su primer añito, la CRBV había logrado remozar el paisaje institucional del país y poner en funciones los cinco poderes públicos, incluyendo los dos nuevos: el Electoral y el Ciudadano.
MATEN A ESA NIÑA
Superada la etapa de reajuste constitucional, Chávez emprendió su labor de gobierno con especial intensidad en la segunda mitad de 2000 y a lo largo de 2001. Las ejecutorias del carismático presidente cada vez le gustaban menos a las fuerzas oscuras (la burguesía nacional, el imperialismo, los viejos partidos desplazados y una porción de la clase media aterrorizada por campañas mediáticas de gran calado). Los demonios ya andaban sueltos a finales de 2001, cuando Fedecámaras intentó un primer paro nacional. Y la conspiración fue in crescendo en 2002, con la participación de militares traidores, gerentes petroleros autocalificados de “meritócratas” y la más monolítica coalición de medios de comunicación conocida hasta entonces. El 12 de abril se produjo el zarpazo contra la Constitución. Un conciliábulo de ricachones, sindicalistas corruptos y viudos del puntofijismo, con la bendición imperial, degollaron a la niña bolivariana.
En ese momento, derrotados por tan veloz maniobra, muchos revolucionarios pensamos que todo había sido un breve sueño bonito. Padecimos algo del dolor indecible de los padres y las madres que ven morir a un niño. Incrédulos ante lo acontecido, presenciamos el festín de los infanticidas y nos preguntamos cómo algo que costó tanto esfuerzo y sacrificios, que se hizo con tanto apego a los principios democráticos, pudo ser triturado sin piedad en forma tan rápida.
Por fortuna, la resurrección fue también instantánea. Tras el aturdimiento inicial, las masas se lanzaron a las calles a defender su popol vuh, como llamó Chávez a la Constitución aquella madrugada épica.
TRAUMAS DE CRECIMIENTO
Cuando el texto tenía siete años, se consideró necesario hacerle ajustes para afrontar los retos de la ruta hacia el socialismo. La chica fue al quirófano de otro referendo, pero las corrientes adversas a la reforma lograron una ajustada victoria y el texto quedó tal como estaba.
Claro que el papá (Chávez, pues) no era de los que se dan por vencidos, así que en 2009 insistió en hacerle un cambio, no tan profundo como el de 2007, sino restringido al tema de la reelección de los cargos de votación popular. Esta vez, en el cuarto referendo del proceso, la aún infantil Constitución recibió su primera enmienda.
LA MUERTE DEL PADRE
Tal vez lo peor que le haya podido ocurrir a la CRBV (incluso peor que su breve e írrita derogatoria de 2002) haya sido el fallecimiento de su principal artífice, el comandante Chávez, en marzo de 2013. Igual que buena parte del pueblo, esta jovencita, que entonces tenía 13 años, quedó en la orfandad.
La ausencia del progenitor ha menoscabado la difusión y permanente discusión del contenido de la Carta Magna, algo que Chávez hacía con su natural y prodigiosa virtud pedagógica. El presidente Nicolás Maduro y los otros herederos del Comandante han hecho el mejor esfuerzo para mantener en alto la deliberación popular sobre la Constitución, pero es redundante decir que nadie tiene la capacidad que tenía el líder bolivariano para incentivar debates en todos los niveles de la sociedad, inclusive entre los adversarios.
El episodio más riesgoso en la vida de la muchacha de 16 recién cumplidos ya no está en el pasado, sino en el presente y en el futuro inmediato. La nueva correlación de fuerzas de la AN y las primeras bravatas de la dirigencia opositora anticipan que intentarán desmontar el entramado jurídico de la República Bolivariana, comenzando con la Carta Magna. Comienza, pues, un año crucial en el que su joven vida está —una vez más— en peligro. Que nadie se engañe.