Venezuela celebra 153 años del natalicio del Doctor José Gregorio Hernández
Son muchos los testimonios los que le atribuyen milagros y curaciones sorprendentes, por eso desde 1940, el Vaticano comienza a estudiar el caso del doctor José Gregorio y en enero de 1986 el Papa Juan Pablo II le asigna la jerarquía católica romana de Venerable. Sin embargo, aun se espera por su beatificación
El 26 de octubre de 1864 nació en el pueblo de Isnotú, estado Trujillo, el doctor José Gregorio Hernández, uno de los personajes venezolanos más destacados de los últimos tiempos y recordado no sólo por sus valiosos aportes al campo de la medicina, sino también por su calidad humana y su dedicación para atender a los enfermos más necesitados. El pueblo de Venezuela lo considera uno de sus santos más extraordinarios, pues consagró su vida al cuidado de los pobres y a quienes necesitaron de él.
Son muchos los testimonios los que le atribuyen milagros y curaciones sorprendentes, por eso desde 1940, el Vaticano comienza a estudiar el caso del doctor José Gregorio y en enero de 1986 el Papa Juan Pablo II le asigna la jerarquía católica romana de Venerable. Sin embargo, aun se espera por su beatificación.
Actualmente está en proceso de beatificación y posterior canonización, luego de que en el año 1986 su Santidad el Papa Juan Pablo IIdeclaró solemnemente sus virtudes heroicas, por lo cual se le otorgó el título de Venerable, 5 antepenúltimo escalón en el camino de la santidad. Recientemente ha crecido la expectativa entre los fieles sobre su posible beatificación, debido a que el 25 de septiembre de 2013 Su Santidad el Papa Francisco manifestó interés por la causa del Dr. José Gregorio Hernández.
Vida
Pasó toda la infancia en su pueblo natal, donde su padre tenía negocios y una posición económica humilde pero estable. Sus primeros estudios los realizó en el Colegio Federal de Varones de Trujillo (actual Liceo Cristóbal Mendoza), y a los 13 años se mudó a Caracas a estudiar bachillerato en el Colegio Villegas. En esa institución se graduó de bachiller en filosofía en 1884.
El 24 de junio de 1888 se graduó de médico en la Universidad Central de Venezuela (UCV). El entonces presidente Raimundo Andueza Palacios le otorgó una beca para estudiar microscopía, histología, bacteriología, patología y fisiología en París, donde también adquirió equipos científicos para la UCV.
A su regreso a Venezuela en 1891, el presidente Andueza Palacios decretó la creación de los estudios de histología, fisiología experimental y bacteriología en la central y los puso a cargo de Hernández. Esta fue la primera cátedra de Bacteriología en América del Sur, y fue en ella donde Hernández introdujo a Venezuela el microscopio y la enseñanza de su uso y manejo.
Los siguientes años, Hernández se dedicó a la docencia e investigación, y como miembro de la Facultad de Medicina de la UCV, el 7 de abril de 1904 asumió el Sillón No XXVIII como miembro fundador de la Academia Nacional de Medicina. En 1906 publicó su trabajo más importante, Elementos de Bacteriología y en 1909 fue nombrado profesor de la Cátedra de Anatomía Patológica Práctica.
Las afecciones de salud interrumpieron su paso por el noviciado pero mantuvieron su fe y espíritu religioso. De vuelta a su práctica como doctor, continúo visitando enfermos para sanar sus heridas y curar sus males.
Trágica muerte
El 26 de junio de 1919 el doctor José Gregorio salió a atender a los enfermos como era su costumbre, ese día se dirigió a La Pastora luego de examinar a un paciente decidió ir a comprar las medicinas que requería.
Al salir de una farmacia, fue golpeado por un automóvil en la esquina de Amadores y Uparal en el centro de Caracas.
Sus restos, inicialmente enterrados en el Cementerio General del Sur, luego en 1975 fue trasladado a la Iglesia de la Candelaria donde reposa desde entonces. En su honor el Instituto de Medicina Experimental de la Universidad Central de Venezuela lleva su nombre.
Oración
Muchos creyentes acuden al santo a través de la oración: ¡Oh Señor Dios mío que todo lo puedes!, y que habeís acogído en tu seno a vuestro amado siervo José Gregorio, que por vuestra gran misericordia le diste el poder de curar a los enfermos en este mundo, dadle, Señor, la gracia de curarme, como Médico Espiritual mi alma y mi cuerpo sí ha de ser para tu gloria. Te pido esto, ¡Señor Dios mio!, en nombre de tu amado Hijo quien nos enseñó a ORAR diciendo: “padrenuestro…”