Efemérides

Un día como hoy fallece el maestro del Libertador, Simón Rodríguez

Rodríguez concibió un modelo educativo revolucionario, que intentaba adaptarse a las características de las naciones americanas
 

Tal día como hoy, hace 161 años, falleció en Amotape, Perú, Simón Carreño Rodríguez, uno de los intelectuales americanos más importantes de su tiempo, quien abrió al Libertador, Simón Bolívar, los horizontes del pensamiento libertario, y cuya obra educativa, junto con el análisis de la realidad latinoamericana de su tiempo se cuentan entre los primeros intentos de reivindicar la especificidad cultural de nuestros países en los proyectos sociopolíticos.

Nacido en Caracas el 28 de octubre de 1769, el sacerdote Alejandro Carreño le dio su apellido pues, en 1793, al contraer matrimonio con María de los Santos Ronco, él mismo se declaró "Expósito de esta feligresía", término que solía utilizarse para aludir a quienes habían sido abandonados por sus padres. Su madre, Rosalía Rodríguez, era hija de un propietario de haciendas y ganado, descendiente de canarios.

Rodríguez concibió un modelo educativo revolucionario, que intentaba adaptarse a las características de las naciones americanas. Muchos años después, su más ilustre discípulo, Simón Bolívar, refiriéndose a esta enseñanza en carta al general Santander, diría que su maestro "enseñaba divirtiendo". Este espíritu de superar las rígidas costumbres educativas de la colonia está presente en toda la obra y el pensamiento de Simón Rodríguez.

Partidario de la causa independentista por su contacto con el ideario de la Ilustración, en 1797 se vincula al proyecto emancipador del pedagogo mallorquín Juan Bautista Picornell, en asociación con los venezolanos Manuel Gual y José María España. Al fracasar esta tentativa revolucionaria, Rodríguez se trasladó a Jamaica, donde adoptó el nombre de Samuel Robinson, y luego viajó a Francia en 1801, donde encontraría nuevamente a Bolívar, siendo testigo del famoso juramento del monte Sacro, el 15 de agosto de 1805.

Tras vivir casi veinte años en Europa, regresó a América en 1823, recuperando el uso de su nombre, Simón Rodríguez. Al año siguiente estableció en Colombia la primera escuela-taller. Atendiendo una solicitud hecha por Bolívar desde Perú, fue nombrado Director de la Educación Pública, Ciencias, Artes Físicas y Matemáticas, así como de Minas, Agricultura y Vías Públicas de Bolivia, con el encargo de crear la estructura educativa del país.

Sociedades Americanas, insistió en la necesidad de buscar soluciones propias para los problemas de Hispanoamérica, idea sintetizada en la tesis de que “la América española es original, originales han de ser sus instituciones y su gobierno, y originales sus medios de fundar uno y otro. O inventamos, o erramos”.

En 1826, inició una segunda escuela-taller, como parte del proyecto para toda Bolivia, pero dimitiría aquel mismo año, y trabajaría el resto de su vida como educador y escritor, alternando residencia entre Perú, Chile y Ecuador. En su obra

Con sus escritos defendió ideológicamente la obra de Bolívar, ejemplo de lo cual es El Libertador del Mediodía de América y sus compañeros de Armas (1830). Hacia el final de su vida ejerció la docencia en Quito y Guayaquil (Ecuador), donde un incendio destruyó gran parte de su obra escrita.

En 1853 viajaría por última vez a Perú, junto con su hijo José y Camilo Gómez, quien le asistiría en su muerte, ocurrida en 1854 en el pueblo de Amotape. Setenta años después, sus restos fueron trasladados al panteón de Perú, y luego a su Caracas natal, hallándose desde 1954 en el Panteón Nacional.

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En 1814 Simón Bolívar vence a Boves en San Mateo

Un 28 de febrero hace 201 años, Simón Bolívar, al mando de los patriotas, vence en increíble batalla a Boves en San Mateo. Se peleó en las calles del pueblo, en el río, en los caminos, en las alturas, durante más de diez horas.

Las heridas de Boves le obligaron a retirarse, dejando en el campo de batalla entre 800 a 1.000 muertos y heridos. Víctimas de esta acción fueron, entre otros, los insignes patriotas Villapol y Campo Elías.

La batalla de San Mateo fue un importante encuentro de la Guerra de Independencia de Venezuela, en la cual un ejército llanero, al mando del militar español José Tomás Boves situaron por varios días a fuerzas republicanas comandadas por Simón Bolívar. Los realistas cargaron varias veces contra la ciudad pero fueron contenidos por los patriotas con mucha dificultad.

El general Bencomo Barrios, historiador militar, describe la acción: “En las primeras horas del 28 de febrero atacaron los realistas. Boves, con la columna principal, cargó contra la derecha; mientras que Morales lo hacía contra el centro, y otra pequeña columna contra la izquierda. Para contrarrestar el ataque de Boves, Bolívar empleó el batallón Barlovento (Vicente Campo Elías), al mismo tiempo que rechazaba a Francisco Tomás Morales con fuegos de fusilería y artillería. Desde la izquierda republicana, el teniente coronel Gogorza contraatacó la derecha realista y la puso en retirada. El combate se decidió en favor de Bolívar cuando éste lanzó un contraataque sobre las fuerzas de Boves, quien se retiró al otro lado del río Aragua.”

 

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En 1829 nace Antonio Guzmán Blanco

Tal día como hoy, hace 186 años, nació en Caracas Antonio Guzmán Blanco, militar y político venezolano, quien fue Presidente de la República en tres ocasiones entre los años 1870 y 1888, y es una de las figuras fundamentales de la historia venezolana.

Hijo del fundador del Partido Liberal Antonio Leocadio Guzmán, estudió derecho y fue cónsul en los Estados Unidos. De regreso a su país, el presidente Julián Castro lo acusó de conspiración y hubo de exiliarse en 1859 a las Antillas. Allí se unió a la revolución encabezada por Juan Crisóstomo Falcón y Ezequiel Zamora, que dio lugar a la Guerra Federal.

Guzmán Blanco negoció y firmó el Tratado de Coche (1863), que alejó a José Antonio Páez del poder e instauró el gobierno de Falcón. Fue recibido como un héroe al entrar en Caracas, el 24 de junio, al frente del ejército federal. Convertido en pieza clave del gobierno de Falcón, tuvo a su cargo varios ministerios, delegaciones diplomáticas en Europa y la vicepresidencia de la República.

Al considerar traicionados sus principios revolucionarios, Guzmán Blanco inició en la isla de Curazao su propia revolución. Volvió a Venezuela desde París (donde era embajador) y desembarcó en Curamichate, en febrero de 1870, cuando ya era presidente José Ruperto Monagas, hijo de José Tadeo Monagas. Una rápida campaña lo llevó a Caracas, donde se hizo con la presidencia provisional de la República el día 27 de abril.

El primero de sus gobiernos, de 1870 a 1877, fue llamado por los historiadores el Septenio. El segundo, el Quinquenio, de 1879 a 1884. Y el último, el Bienio o Gobierno por Aclamación, de 1886 a 1888, aunque no llegó a concluirlo. En los períodos intermedios, ocuparon la presidencia hombres de su confianza, como Francisco Linares Alcántara y Joaquín Crespo.

Antonio Guzmán Blanco propició el desarrollo económico y social y realizó una contribución fundamental en el proceso civilizador venezolano. El 27 de junio de 1870 dictó el Decreto de Instrucción Pública, Gratuita y Obligatoria. Entre sus aportes se cuentan también la instauración del registro y el matrimonio civil, la protección de las ciencias y las artes, y la ejecución de grandes obras: el ferrocarril Caracas-La Guaira, el Teatro Baralt de Maracaibo y el balneario de Macuto, entre muchas otras.

Deslumbrado por las transformaciones modernizadoras de la ciudad de París, que había visitado en 1864, Guzmán Blanco concibió la idea de traer algo del ornato de Europa a Caracas. Bajo este impulso realizó obras tan importantes como el Palacio Federal Legislativo, la fachada y el paraninfo de la Universidad (hoy Palacio de las Academias), el Teatro Municipal, el Templo Masónico y la Basílica de Santa Teresa.

Tras su salida del poder se trasladó a Francia, y falleció en París el 28 de julio de 1899. Sus restos regresarían a Venezuela un siglo después, el 7 de agosto de 1999, procedentes de Francia, debido a gestiones ordenadas por el Presidente Hugo Chávez Frías. Al día siguiente fue inhumado en el Panteón Nacional, donde reposa desde entonces.

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