Culturales

Olga Dragnic legó un aporte crítico sobre el ejercicio del periodismo cultural venezolano

El concepto de cultura en la visión de los medios de comunicación fue uno de los temas de análisis en el pensamiento de Olga Dragnic, quien criticó la agenda impuesta por las empresas privadas de comunicación que en beneficio de la rentabilidad y su vínculo con las élites fijaron como pautas las actividades relacionadas con la “alta cultura” y farándula, al tiempo que excluyeron a las culturas populares de la información diaria.

En el artículo de divulgación “La cultura mediatizada”, publicado en la revista Comunicación número 81 (1993), la periodista e investigadora fallecida el pasado miércoles reflexiona sobre el concepto de cultura utilizado por los medios y rezagado de los avances aportados por la antropología y la sociología de la cultura, el cual limita la percepción que profesionales de la comunicación y audiencias tienen del hecho cultural.

“En virtud de la concepción elitista de la cultura, los medios impresos primero, y radioeléctricos después, decidieron que la parcela dedicada a la información cultural debía estar ocupada exclusivamente con las referencias relacionadas con las bellas artes y la literatura, provenientes del área de la cultura académica”, señala la profesora.

Explica que basándose en la política editorial del medio, son separadas de la pauta informativa cultural aquellas actividades que no pertenecieran a la llamada alta cultura, lo que devino en el surgimiento de otra fuente relacionada con la cultura de masas, especialmente por la influencia de la televisión: la farándula, que se hizo tan “indispensable para el lector como las noticias sobre la política o la economía”, a pesar de poseer “cierta tendencia sensacionalista y superficial”.

“Por la concepción misma de lo que es cultura”, refiere respecto al predominio de los campos académico y del espectáculo, “los medios masivos no consideran como propio incluir en esas páginas informaciones sobre las culturas populares”, campo que entonces era excluido en algunos medios como reflejo “de lo que ocurre en la sociedad”.

“Lo popular, al no tener preeminencia alguna en el conjunto de la sociedad, tampoco tiene eco en la información cultural”, sostiene la investigadora sobre dicho fenómeno, que se manifestaba con la poca presencia informativa de las culturas populares en comparación con los otros dos campos que además se ceñían a la doctrina de la objetividad.

Entre la “objetividad” y la promoción

Dragnic también refiere un fenómeno surgido en la década de 1970, resultado de la masificación de eventos artísticos y la mayor acción del Estado en la cultura académica, que convirtieron a las notas informativas culturales en piezas de promoción con propósitos mercantiles y de refuerzo de una imagen de “promotor cultural” de los gobiernos.

Con la profusión de pautas publicitarias aportadas por estos actores, los medios impresos se vieron obligados a la reducción del texto informativo “lo que implicó la acentuación del uso de las fórmulas ‘objetivas’ en el tratamiento de las informaciones culturales”, además de la inclusión de los boletines de prensa que se convirtieron “en la más importante fuente de información”, expresa la profesora universitaria.

De esta manera los medios “pasan a ser simples reproductores de noticias elaboradas por los mismos organismos que promueven determinado, o patrocinan, algún evento cultural”, sin embargo, al respecto sostiene que “Los acontecimientos culturales, como todos los fenómenos y procesos de cierta complejidad, requieren de un tratamiento superior al simple registro de los hechos”.

Agrega también que en el caso del periodismo cultural, además de la audiencia de los medios “hay otro referente profundamente interesado en esta labor y es el creador cultural como individuo o como institución”, que como productor de la cultura también requiere orientación informativa sobre políticas culturales y tendencias artísticas.

La investigadora sostiene que el periodismo cultural en Venezuela habría “renunciado a ser la guía de los procesos culturales. No se producen trabajos de análisis de las políticas culturales, de las nuevas tendencias en la literatura o las bellas artes” y sólo aparecen las culturas populares “cuando estas manifestaciones son tratadas con un espíritu proclive a lo exótico o a lo simplemente masivo”, ante lo cual es necesario que el periodista asuma una actitud profesional más completa y consciente, que no sea efímera y trascienda el hecho noticioso.

Articulos Relacionados

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Back to top button